domingo, abril 29, 2007

True TUG Story I: María

No se trata de Hollywood, ni del yet set nacional, sino de personas que van pasando por tu vida... algunas se quedan más tiempo, otras simplemente pasan. Pero todas dejan, aunque sea, una pequeña huella en nuestras vidas.

He querido empezar la saga con María. Ya varias veces han leído sobre su persona en este blog. Y claro, es que es una persona bastante cercana para mi vida desde hace unos años. Coincidió con mi integración al mundo universitario, un paso bastante importante para mi vida. Pues bien, hablaré con propiedad, porque se que no leerá esto. Alguna vez le di la dirección de este blog... pero de seguro lo vio una vez, vio demasiado jugo extenso como para leerlo, le dio paja... y olvidó la dirección. No la culpo, si yo no escribiera esto, también me daría paja leerlo.

Pero bueno, a lo nuestro. María apareció en un punto de mi línea temporal, en donde la difusividad de las relaciones sociales estaba en su máxima expresión. Después de mi felicidad al encontrarme fuera del colegio, choqué con la complejidad de establecer nuevas relaciones en un mundo que me parecía tremendo y complejo: la universidad. Para alguien que tiene las habilidades sociales más cercanas a un ejercicio obligatorio, se convierte en un terreno peligroso. Y así fue. Las primeras palabras cruzadas con mis "pares" (me costaba verlo así, yo no iba de vacaciones a Europa, ni vivía en Vitacura, ni menos tenía auto o medio de transporte diferente al metro o a la micro) fueron tímidos intentos "de ciego". Las primeras frases articuladas con éxito fueron con una compañera que hablaba la misma cantidad de palabras que yo (Marionchi). Eso fue un alivio tremendo... llevaba 3 días en la u y no había articulado frases enteras aún. Pues el primer paso estaba dado. Con esa misma empatía, comenzamos a sentarnos juntas y a "charlar". Era algo aliviante en las clases de Sociedad Moderna, y por sobre todo en las de Matemáticas Finitas.

Fue en una de estas instancias (Matemáticas Finitas), después de que Herminia terminara la clase sentenciando que la semana siguiente había que entregar el primer trabajo... se nos acercó una muchacha con cara entre urgimiento y duda que nos preguntó: "oye!... ¿qué trabajo hay que entregar la próxima semana?". Mi sorpresa se combinó con el pensamiento: "¿que acaso no vienes a clases?". Y como si adivinara lo que estaba pensando, se apresuró a decir: "es que yo tomé este ramo hace unos días no más... por mocarga, entonces me he perdido varias clases ya".
Bien, comenzamos a explicarle en qué consistía el famoso trabajo, lo cual agradeció de sobremanera. Aprovechó la instancia para pedirnos el cuaderno, para ponerse al día con la materia.

Ese fue el primer acercamiento de María. En un principio me pareció algo fortuito e incluso "barza" (con los años sería una práctica que hasta yo misma ejecutaría con cierta precisión en mis ramos de Ciencia Política). Dejé el episodio archivado, pero como una anécdota más en mis primeras semanas universitarias.

Lo curioso fue después. Cada vez que me topaba con María en una sala o en los pasillos de la facultad, ésta me saludaba con una efusividad que pareciese que éramos "amiguis" de mucho tiempo. No me molestaba, pero me llamaba la atención. "Apenas la conozco", pensaba yo. Un día me la encontré en la biblioteca (sii!!!, el primer año de la u yo iba a la biblioteca a estudiar!, aunque usted no lo crea!), y salimos de ahí conversando. Nos sentamos en una de las escaleras de la facultad para seguir nuestra charla. Esa fue la primera vez que "hablé" con María. Me parecía una persona que tenía muchas cosas que decir, tantas, que se agolpaban en su mente con una rapidez impresionante. Llevaba ya sus años de carrete universitario, no obstante, estaba charlando con una novata en ese instante. Creo que fue la primera manifestación de su carácter maternal.

Luego empezaron las juntas para estudiar, los famosos trabajos en grupo para los talleres de Matemáticas Finitas (Cálculo, después). Las pruebas de Sociedad Moderna, y de Cultura Moderna después. Ya no me parecía rara la situación, pues la empecé a conocer: simplemente ella era así, espontánea, tanto que podía llegar a pecar de inocente ante el resto... y eso era simplemente porque verbalizaba esa inocencia. En eso difiere con varios de nosotros, que preferimos callar antes de ser "descubiertos" en esos aspectos.

Han pasado más de 6 años desde ese primer episodio... en todo este tiempo, nos ha tocado compartir noches en vela estudiando o trabajando, cigarros y café en los pasillos de la facultad, almuerzos en la cafeta, chelas y caños en las canchas, carretes en casa y en locales, reuniones de trabajo, congresos, etc... etc.

Ahora María está en el viejo continente, probando suerte. Demostrando que se pueden hacer cosas si es que realmente te las propones. De seguro no ha sido fácil, pero estoy cierta que a su regreso (cuando sea que fuere) tendrá más cosas que contar... tantas, que se le agolparán en su cabeza con una rapidez impresionante.

sábado, abril 28, 2007

Escribiendo a lo "Jones"

Recuperando el aliento.

La semana que logré cerrar ayer fue "compleja". Lo digo con ese calificativo, diferenciando todos los otros calificativos que he usado desde que estoy trabajando: "semana de mierda", "semana agotadora", "semana difícil", "semana acelerada", "semana pajera" (las menos). Y es que la complejidad no remite necesariamente a sobrecarga y ritmo acelerado. En mi caso, tuvo que ver con todo el "remezón" y las consecuencias de haberme mandado un "cagazo" laboral.

Del tiempo que llevo ahí trabajando, me he equivocado su buen par... pero nunca con consecuencias tremendas. Creo que ahora tampoco fue el caso, pero al parecer les dolió más... y les dolió porque a mí no se me movió ni un músculo. Aparte de pedir las disculpas necesarias, aceptar el error y arreglarlo... no me arrodillé pidiendo perdón ni autoflagelándome con latigazos en la espalda.

No me echaron... ni tampoco renuncié. Aunque esta última opción era para mí una realidad el jueves en la mañana. Estaba dispuesta a terminar con el tormento estresante de tener que estar batallando en varios frentes a la vez. Además, pensaba yo, sería mejor para todos... "ustedes buscan a alguien de un mejor perfil para esto, y yo me tomo unas buenas vacaciones. Todos ganamos". Pero después de la charla "psicológica" que tuvieron conmigo el jueves... me di cuenta que no estaba en sus planes dejarme ir... y yo tampoco tenía el ánimo de dejar todo botado. Y aunque trataron de "bucear" en mis pensamientos, tratando de decifrar qué mierda pasaba por mi cabeza... mi inexpresión característica les hizo abandonar la misión, cerrando la charla con la frase de oro: "para la próxima..."

Fin del asunto. Parace simple de la forma en que lo relato... pero fueron días tensos emocionalmente. De esos en que te cuestionas hasta por qué debes lavarte los dientes o cambiarte de calcetines (más allá de un tema de higiene, ciertamente). Tensos y complejos... a tal forma, que ayer a partir de las 5 de la tarde estaba decidida a salir de todo eso y empezar "el carrete".

"Con un par de cervezas me conformo", pensé. Así fue que empecé la búsqueda de "apañamiento" para la misión. Pensé en la Hegeliana... que podía estar en Santiago todavía, así que la llamé. En efecto, no me equivoqué... pero ella estaba pituteando y no se desocuparía hasta las 8 aprox. Lolo también quería apañar, pero era sujeto a confirmación todavía.

Como no quería quedarme con las ganas, y sabiendo que si me iba a la casa después no querría salir, se me presentó una alternativa de espera: un compañero de trabajo tenía que esperar que se fueran algunos empleados que todavía estaban trabajando (y que tenían para rato), para poder cerrar la oficina (él es el administrador, el único hombre de las llaves). "¿Vamos por una cerveza mientras?, que te llamen cuando quieran irse". Y así lo hicimos. En medio Providencia, viendo como la gente salía de sus trabajos a las 6 de la tarde, y nosotros con un shop grande y unas empanaditas de queso. Una charla entretenida, debo decir... familia, hijos, amigos... todos al baile. "Situaciones complejas de oficina" también fue un tópico inevitable... claro!, es la empatía del compañero de trabajo, tienen que hablarse ese tipo de cosas de un momento a otro. A las 6.30 lo llamaron. Volvimos a la oficina... se fueron los empleados, y yo me despedí de mi compañero agradeciédole la chela compartida... mis pies ahora me llevarían a otro lugar, la confirmación de Lolo había llegado.

Me instalé en el lugar de siempre. Vaya!, ya puedo decir eso con propiedad... "en el lugar de siempre". Suena hasta bonito. Cuando llegó Lolo ordenamos... el picoteo de rigor y cerveza. Eran las 7 de la tarde y yo continuaba mi "webeo" que llevaba dos horas aproximadamente. "No quería volver a la casa", fue una afirmación compartida... la evidencia de una chispa festiva necesaria. Una charla extensa... desde mi confesión semanal hasta la forma de tocar salsa y merengue con distintos instrumentos musicales.

Para mí era espontáneo... desde la nada, o más bien, desde una idea, había emergido la junta. Esas cosas que me están pasando ahora más seguido de lo normal. No me molesta, me asegura el hecho de estar haciendo cosas, de ser más reactiva que planificadora.

A la junta se nos unió la otra mitad de Lolo: señora y futuro hijo, léase. La otra mitad porque me revela la parte de la historia que no veo cuando está solo: su familia. Es un estado nuevo, pero que no se por qué creo que le asienta, más que a todos nosotros juntos... es una forma de ver las cosas distinta, una manera de vivir que lo arraiga a este mundo. No, no voy a psicoanalizarlo porque no tengo más herramientas que una burda observación en estado de casi ebriedad... se trata sólo de una sensación.

Cuando llegó la Hegeliana la mesa se cerró, y aunque no habló mucho... bastó para saber que está sacando las cosas adelante. Quizás no de la manera que ella quisiera... pero pequeños pasos no significa retroceder. Lo he aprendido lentamente, por cierto.

Llegó la hora de irse. Los muchachos se dirigieron rumbo al metro... yo fui tras un transantiago. Finalmente tomé un colectivo a domicilio. Fue cuático, porque iba a apagar el cigarro que recién había encendido y el chofer me dijo que no lo hiciera, que no le molestaba. Claro, tuve que darle uno en agradecimiento.

Mi idea era llegar temprano a casa porque hoy quería viajar a San Fernando, era algo que teníamos planificado... pero que cuando desperté en la mañana, descarté de plano: amanecí con una constipación de los mil demonios, dolor de garganta y el cuerpo cortado. Más allá de las cervezas bebidas, era evidente que mi estado se aproxima a pasos agigantados a un resfrío (otro más). En estos minutos estoy en mi cama, después de ver Prime Suspect por HBO. Creo que por un lado es mejor... a ver si puedo recuperar algo de sueño.

domingo, abril 22, 2007

Last report: 3 AM

Desperté, no se por qué.
Fui por un vaso de agua a la cocina y me di cuenta que no tenía sueño. Tomé mi notebook del bolso y lo encendí. Adoro las maravillas del wifi, pude conectarme a pesar de no estar en mi red.
Miré por la ventana de la pieza, está frío afuera porque vi los vidrios empañados. Definitivamente el otoño llegó... miré mis pies descalzos y tomé un chaleco que estaba en la silla para cubrirlos. Podría estar en la cama ahora... aunque sin sueño es poco productivo.

Pero prefiero teclear. Se me agolpan una serie de ideas por la cabeza. Podría estar carreteando ahora, de hecho... era una de mis ideas originales. Llegar de mi pequeña escapada de Santiago y responder a una curiosa invitación a un cumpleaños sorpresa, que recibí en la semana. Era una buena oportunidad para... salir del anonimato... pero las cosas tomaron un rumbo distinto en las últimas 12 horas.

Al medio día, cuando pensábamos que íbamos a almorzar con mis amigos, sonó el celular. Sorpresa fue cuando vi quien llamaba. Pensé que después de nuestra última conversación, él y yo no ibamos a hablar en un buen tiempo. Contesté, de la forma más normal que me ocurrió. Al otro lado del teléfono oía una voz que me parecía diferente, complicada, quebrada, apenada. Creo que me asusté y pregunté qué pasaba. "Necesito conversar" escuché. Supongo que mi vocación de "superwoman en ayuda del desvalido" afloró en ese instante. Y aunque recordé en donde estaba y que no sería fácil llegar a cualquier parte... accedí a la junta. Después de almuerzo me excusé y dije que tenía que volver más temprano, que tenía "un asunto que resolver".

Llegué al lugar de la junta.
Cerca de Tobalaba, en un café piola y escondido al que suelo ir a veces. Estaba fresco, sentía las manos y los pies helados. Cuando entré, lo vi sentado en una mesa junto a la ventana. Me acerqué lentamente, examinando la figura de quien tenía en frente. Trataba de adivinar de qué se trataba todo, como una forma de anticipar reacciones. Es bastante útil para evitar sorprenderse ante cualquier cosa.

Me senté al frente de él, dejé mis cosas en la silla que tenía a mi izquierda. Pedimos un café. Comenzó a hablar, a disculparse por llamar tan intespectivamente. Le dije que no importaba pero que me dijera qué era lo que había pasado. "¿No te ha pasado que de repente sientes que no hay salida porque tú misma has cerrado las posibilidades?". Esa afirmación me pareció "cabezona" y "mortificante" incluso para mí. Si es que lo había pensado, creía nunca haberlo dicho... o no lo recordaba en ese instante al menos. Le pregunté otra vez qué era lo que había pasado... fue ahí donde empezó a darme una lista de frustraciones que nunca esperé salieran de su boca alguna vez. En verdad se veía sobrepasado, hastiado, ofuscado... yo observaba como se iba descargando a medida que hablaba, de la manera en que yo iba sintiendo un peso ajeno al mismo tiempo. Creía entender bien casi todo lo que me decía. A ratos asentía la cabeza... pero luego me detenía, era como estar aceptando que también estaba en algo similar. Su rutina parecía más mortificante que la mía, pero me daba la impresión que su colapso tenía que ver con algo más allá de la rutina propiamente tal. Después de su monólogo, traté de averiguar el evento gatillante. Sólo pude deducir que se trataba de un "exceso de presión"... se sentía viejo para ser dependiente todavía... y como "mente libre" el acorralamiento termina por agobiarlo de esa manera.

Luego de escuchar todo lo que dijo, no se por qué empecé a hablar de mí... creo que trataba de mostrarle que todos podemos llegar a sentirnos agobiados. Y me parece que lo entendió. Aproveché la instancia para hacer mis propios descargos, le conté sobre mis últimas 3 semanas, sobre las decisiones que quería tomar... y así, un sin fin de cosas y algunas ridiculeces que ayudaron también a que se riera un poco. Al escucharme hablar, me dio la impresión que yo misma me aconsejaba: "no hay para que ser tan graves, tómatela con andina". Y ahí estuvimos, un largo rato... pasando del drama a la risa. Un ejercicio bien ejecutado. Decidimos salir del lugar e ir a caminar un rato.

Mientras caminábamos, me dio las gracias por haber acudido tan rápido... y porque a su juicio fui de mucha ayuda. Yo que sólo escuché y hablé de mí. Supongo que aquí aplica eso de la empatía tácita. Traté de explicarle que también había sido bueno para mí "hablar". Sin darnos cuenta llegamos al tema de nuestra última conversación antes de hoy: se disculpó por haberme dicho que no me metiera en sus cosas. Yo me disculpé por haber sido tan inquisidora, dado que sabía que no me correspondía serlo. Finalmente nos excusamos mutuamente, mientras nos sentábamos en la banca de una plaza. El ejercicio empático tácito continuó, seguimos hablando, pero ahora de cualquier cosa... dejamos la gravedad de lado y dimos rienda suelta a los temas "agradables", tiempo libre, lecturas jugosas, música... etc... etc... mientras veía como empezaba a oscurecer y las luces de los faroles comenzaban a encenderse.

Era tarde, pero no sentía prisa, de hecho... tampoco estaba segura de querer irme. Sentí que era algo mutuo, cuando se recostó en la banca con su cabeza en mis piernas... lo sentí también cuando me dio un beso... y luego otro... y otro. Cero planificación, espontáneo. Tan espontáneo, que desde ese minuto decidí no preocuparme más del tiempo ni de las circunstancias...

Acá desde donde estoy tecleando ahora, lo veo dormir.
Está tranquilo... se ve apacible, satisfecho. No he querido despertarlo, por eso preferí encender el pc... y tecleo despacio para no meter ruido, aunque se que está profundamente dormido. No puedo ocultar un dejo de ternura al mirarlo. Su respiración es acompasada, casi cronométrica. Difiere 100% de como estaba hace un par de horas atrás. Me cuesta ocultar una sonrisa de satisfacción al sentir que tengo responsabilidad sobre esa tranquilidad.

¿Qué hace que dos almas solitarias compartan tiempo juntas?... es una paradoja que no me logro responder. En este minuto tampoco quiero hacerlo, pero me es casi imposible no preguntármelo, dado que no es nuestra "primera vez". Algunas prácticas se hacen recurrentes sin explicación o justificación aparente. Me parece que se trata de algo que va más allá de la "compañía". Es entablar una conexión empática... un... "tu me entiendes y yo a ti... pero nuestro camino no es el mismo"... algo completamente racional, pero no menos sentimental.

Creo que apagaré esto, y volveré a la cama... el frío acaba por vencerme, igual que el sueño, que ha vuelto. Mañana será otro día, dejemos los caldos de cabeza para después. Vuelvo a sonreir... esta noche no batallo sola.

viernes, abril 20, 2007

A dos bandas... el mismo carril

Viernes... San Viernes!
No puedo describir el agotamiento físico y mental que tengo a esta hora. Se que debería haberme ido a las 4 de la oficina... pero - para variar - cachitos me detuvieron, y me obligaron a quedarme más tarde. Supongo que si bien estas horas no me las pagará nadie, espero que sean recompensadas si no en esta vida... en la otra.

Semana horrible, es todo lo que puedo decir... durmiendo en promedio 4 horas. Desde el mismo lunes en que me informaron que el jefe de terreno renunciaba y se iba ese mismo día... sentí la carga de dos puestos de trabajo sobre mis hombros. Hasta hoy... en que si tuve 15 minutos para comer, fue mucho. Claramente NO es un ritmo que me gustaría perpetuar en el tiempo, sin embargo, me siento responsable de este proyecto... y claro, como mi segundo nombre es "reponsabilidad", no puedo dejar esto botado. Aunque en algún momento me he sentido sobrepasada por esto... debo confesarlo.

Pero hoy ya es viernes... me desaparezco de Stgo. por un par de horas. Este fin de semana trataré de desconectarme de la mierda responsable. A ver si me resulta... después les cuento.

domingo, abril 15, 2007

Relato del weekend

Estaba escribiendo un mail... el que termina de la siguiente forma:

Sorry, me gustaría contar más cosas entretenidas o alegres, pero atribuye el hecho que estamos en otoño, las hojas caen y hace frío. A veces, cuando termino mi jornada, me voy caminando de Pedro de Valdivia a Tobalaba, sólo para aspirar un poco de aire frío y bajar las revoluciones antes de partir a casa. Otra actividad que he vuelto a retomar en el tiempo libre, es escribir alguna cosa... lo que me permite ensayar redacción y ortografía! (en mi pega no escribo nada, sólo putos reportes de 2 planas que son sólo números). Le he dado como caja a la música (Seattle y New York del 94'), y ya tengo hasta la 6ta temporada de xfiles en dvd... de hecho, creo que veré un capítulo ahora.

Es un bello resumen de las últimas dos semanas. En cierta forma me estaba disculpando por no tener nada más "emocionante" que contar... lo cual no significa que no hayan cosas "interesantes", sólo que son interesantes desde mi propia óptica, obvio (Small Potatoes). Más allá de eso, me gustaría ilustrar que es un resumen bastante poco detallado como podrán notar.

El cierre del fin de semana incluyó un cumpleaño doble anoche. Y es que a pesar que las 10 de la noche se "me había echado la yegua", igual me di ánimos y salí. Estuvo piola, me bebí varias cervezas, bailé, conversé... gasté energía. Llegué de vuelta a casa a eso de las 5 y media aprox. Dormí como una bebé hasta la 1 y algo. Soñé... aunque no recuerdo muy bien qué cosas... espero que haya sido agradable de todas formas. Desperté con la misma sensación de los domingos cuando estaba en la u, de haber hecho muchas cosas durante el fin de semana y sin ganas de hacer nada más por el resto de la semana. A pesar de eso, traté de que mi domingo fuera más que siesta y tv.

Cuando escribía este mail, trataba también de hacer un repaso de los hechos más notables de la noche. Bueno, fuera de que nos echaron del local a eso de las 4.30 am... creo que no hubo mayores percances. Se vieron figuras que yo al menos no veía hacía un tiempo. Y otras que cada vez que las veo, me da la impresión que crecen más rápido de lo que yo podría notar... impresiones, lo se... pero no dejan de llamar la atención.

Una de las formas más palpables de saber qué hay detrás de los discursos, sería estar dentro del cuerpo y la mente de la persona que los dicta. Digo esto, porque durante estos días he conversado con varias personas sobre temas diversos... pero me ha dado la sensación de que sólo puedo estar cierta de una mínima parte. Es como si esa incertidumbre de la que siempre hablo estuviera ahí el 99%. No hablo de "mentir", sino más bien de "obviar". Eso que te digan... "no, si estoy bien", y no saber si eso es porque realmente es así, o es para que uno no los webee más. Por experiencia digo que se acerca más a la 2da opción... pero qué diablos!... no está en tus manos de todas formas.

Me quedó dando vuelta esa idea: ¿sería posible?, eso de cambiar de cuerpo y persona por un tiempo, sólo por un afán científico, eso de saber "realmente" qué es lo que se siente. Uhmm... creo que estoy fantaseando mucho. Claro... si tampoco soy Eddie Van Blunth

Para escuchar: "Raining in Baltimore" - Counting Crows

sábado, abril 14, 2007

No sirvo pa' esta wea!

"Patear la perra" es una expresión típica que define a quienes no conforme con un hecho o situación particular que los afecta, manifiestan tal disconformidad mediante conductas y lenguajes agresivos tanto para sí mismos, como para el entorno inmediato que los rodea. Esta expresión mantiene conexión con otras que se suponen afines (o relacionadas) a estados y conductas que generan o predisponen la idea de "patear la perra": "arrastrar el poncho", "quemar la leña", estar "meado de perros", etc. Bajo todas esas frases, es posible dibujar un escenario poco grato para quienes pueden auto-describirse de tal manera; y es que sentirse "meado de perros" genera un nihilismo de bajo grado que te lleva a "arrastrar el poncho" y finalmente "patear la perra". Nada agradable, se los aseguro.

Ayer... podría haberme acriminado con cualquiera que se me hubiese cruzado por el frente. Creo que me faltaba echar humito por las orejas. Mientras revisaba las putas encuestas falladas y que me habían cagado el trabajo hecho en 30 horas non-stop... maldecía y me repetía... "no sirvo pa' esta wea"... "no sirvo pa' esta wea". Repetía eso una y otra vez, sin percatarme de mi alrededor, sólo era yo y esos papeles endemoniados que tenía regados por todo el piso de la oficina. Sólo una cosa logró que me diera cuenta del estado en trance en el que me encontraba: hablaba golpeado a cualquiera que se me acercara. Sólo pocas veces se ha hecho manifiesto tal comportamiento en mí. Mi enojo es con el mundo y las personas, pero no suelo "cargar la mata" con sujetos en particular. Ayer fue distinto, miraba feo hasta al conductor del metro porque no cerraba las puertas y porque no las abría también. Uhm... odiosa a cagar, con suerte me soportaba yo, y ni eso.

En fin, creo que lo único que me consolaba era saber que llegaría el viernes y que al menos este fin de semana podría darme algunos lujos con mi tiempo libre... o sea, que en efecto iba a tener tiempo libre. Aunque estaba segura que no iba a ser un viernes fácil. En efecto, no lo fue... así tampoco el jueves, miércoles, martes y lunes. Lo hubiera gritado a los 4 vientos si no me detuviera mi compostura.

Y es ahí donde dices... "¿dónde mierda están todos?". Y es después que te respondes... "aquí no, al menos". La batalla personal con el mundo es así: personal. Pero hay momentos en que te gustaría recibir aunque sea unos golpecitos en la espalda. Anoche traté de buscar esos golpecitos... pero "nobody answered". Terminé bebiéndome un café y comiendo unas tostadas en el Domino's del metro de la Chile. Apoyada en la barra... entre una mezcla de letargo y abatimiento meditaba mis próximos pasos. "Hay metas que cumplir", esa fue la conclusión. Y aunque tampoco sabía qué significaba mucho eso... pagué la cuenta y me vine a casa.

El viernes fue sólo trabajo y trabajo hasta las 5... salía a las 4, pero bueno... siempre están los "imponderables". Estaba desesperada, sólo quería cerrar el computador e ir a emborracharme a cualquier parte para olvidar. La ocasión estaba: mis compañeros de trabajo organizaron una junta "chelística" para después de la pega. Ellos partieron a las 4, después de finalizada la jornada. Yo me uní a ellos cuando logré despachar el último cacho que me quedaba.

Fue extraño, estar bebiendo cerveza con mis compañeros que me sobrepasan visiblemente en edad y weas vividas. Pero de repente me sentí igual que ellos: con ganas de olvidarlo todo y hablar de cualquier cosa. Creo que fue la manifestación más clara de "me importa una raja" que haya visto en la semana. En un momento me dio la impresión que sin decir nada, todos tratábamos de alentarnos, como una especie de empatía tácita. Fue un minuto donde sentí "golpecitos en la espalda".

Venía de vuelta a casa... con su buena cantidad de shop en el cuerpo. Sentía una especie de letargo, pero que no venía del abatimiento, sino del relajo. Han pasado un par de horas desde eso, el efecto del alcohol ya está pasando. Aunque todavía sigo pensando que no sirvo pa' esta wea.

domingo, abril 08, 2007

Están afuera, yo los vi!

En serio, no me fumé nada... no he bebido, ni me he sometido a trances hipnóticos en los últimos 3 años. Es así como puedo corroborar lo que he visto. Y es que estaba pensando lo mal que me estaba haciendo ver demasiada ciencia ficción... pero esto no es una proyección al respecto. Se los digo... ANOCHE VI UN OVNI.

No se si dar más crédito a lo que vi... pero de que vi algo, lo vi. A lo mejor es el ejército probando una nueva nave de combate, pero me da igual... vi algo anormal y sentí un "viento" paranormal recorrer mi espalda. Luces blancas, azules y rojas... y un movimiento oscilante de izquierda a derecha. Uhm... es así como lo vi... y no había nadie para corroborarlo!!!

En fin... eso sería todo lo que tengo que decir sobre mi propio x-files.

¿Fin de semana?. Digamos que de todo un poco... el viernes me boté a huelga neuronal y física y no hice nada... sólo vegeté en mi casa. Después de una semana, y particularmente un jueves, poco grato, me merecía una "suspensión témporo-espacial". De ahí la especie de "reflexión" en pleno insomnio de sábado.

Pues bien, luego de eso... decidí hacer unos cambios para el fin de semana. Sabía que me había traído pega para la casa y que era necesario hacerla... pero mi idea era aplazar ese dolor lo más posible. Así fue como me dispuse a hacer planes para el sábado a esa hora de la madrugada. Hablando con un amigo, éste me invitaba a almorzar a su casa. Yo suponiendo que a la hora que me acostaba y la cantidad de horas que pretendía dormir... le dije que dejáramos la junta para después de almuerzo. Trato hecho. Nos juntamos a eso de las 4 o 5 de la tarde... pasamos la tarde juntos, la que se me pasó rapidísimo. Cuando vi el reloj... eran casi las 9 de la noche.

Después de meditar la tarde que acababa de pasar... me dispuse a enfrentar el dolor de la pega que tenía pendiente. Nuevamente, y después de mi encuentro con el ovni, terminé acostándome cerca de las 4. Al menos tenía algo de la conciencia tranquila... aunque me quedaron algunas cosas dando vueltas.

No lo se... creo que las cosas se sienten raras a veces. Ayer sentí en algún minuto que no era yo... en la forma de hablar, las cosas que decía... me desconocí. Hacía tiempo que no me pasaba algo así. Mi amigo lo notó, porque en un momento me preguntó "¿qué te pasa?, ¿estay bien?". Yo suponía que sí... pero no dejaba de chocarme mi faceta "extrovertida" que salió de repente. Aunque de seguro le era agradable... pocas personas tienen el privilegio de verme actuar y hablar sin tapujos, sin el "auto-freno" al cual estoy acostumbrada. En fin... le di un par de vueltas al asunto y después me fui a dormir. Estaba cansada y me dolía el cuerpo.

Hoy he seguido en la senda responsable a diferencia de ayer... continué mi trabajo hasta ahora. Al menos puedo llegar mañana con algo más que una base de datos sin revisar.

¿Semana?. No se como será en verdad... pero espero que más tranquila... no quiero andar corriendo. Además quiero hacer otras cosas en mi tiempo libre, sin sentir que el cuerpo me pesa un kilo y los ojos se me cierran solos.

sábado, abril 07, 2007

Against the world

I don't think so...
Just that's not a chance.
If the world doesn't count, against it.
Fight the future, 'cause it's war.

Podría ser cualquiera de nosotros en algún momento de nuestras vidas, cuando creemos que todo está perdido, cuando nos rebelamos contra el futuro. Una rebelión basada en el miedo, en la incertidumbre. El mundo ya no nos parece un lugar agradable, sino un campo de batalla, que hemos de pisar día a día... y en el cual no basta "estar"...

Sí, es una serie de pensamientos que invaden esta madrugada de sábado... una abducción mental de cuyo retorno no tengo fecha. ¿Horas?, ¿días?, ¿semanas?. Simplemente no lo se. "Quiero creer" es parte de esa incertidumbre. Parte de aquellas cosas no-dichas que amenazan nuestra conciencia... el no saber de donde ni para donde. No saber si las decisiones tomadas llevan a un punto sin retorno o es parte de un espiral. O tal vez es como la serpiente que muerde su propia cola sin darse cuenta. Tantas posibilidades como cosas hemos visto a lo largo de los años.

¿Qué será de todas aquellas personas que pasaron por nuestras vidas alguna vez?. Con más o menos importancia, pero pasaron. Las vimos, pudimos hablar con ellas, estar con ellas, compartir incluso, con algunas, más de lo que imaginamos. Y de la noche a la mañana ya no están... por cualquier motivo, razón... o excusa. La vida sigue... pero ¿y ellos?.

Me han dado ganas de hacer una lista... de todos quienes estoy recordando en este minuto. Pero me arrepiento. Hoy no quiero eso... hoy no quiero nada, soy yo contra el mundo y mis recuerdos. La rebelión no del "por qué", si no, más bien... del "para qué". Y aunque quizás no obtenga respuestas, al menos buscarlas me dejará dormir en paz.

Quizás debería leer en voz alta esta frase:

"You come off so rational, but maybe you know less than you think"

¿Y si así fuera?, no estoy fuera de combate todavía.

viernes, abril 06, 2007

Quiero creer VII

Podría mirar a otro lado, pero no puedo. Trato de que mi mirada no me delate… pero yo se que sabes lo que estoy tratando de decir: lo siento, lo siento… por favor, no me tortures más… dime todas esas cosas que estás pensando, así como yo lo estoy haciendo ahora. No hay día más feliz para mí que este, pero no he podido dejar de pensar que es a costa tuya. ¿Qué más puedo hacer?, ¿debo suicidarme por ser feliz?, ¿acaso no tengo derecho?, ¿podrías nuevamente hacer algo para ayudarme?

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La vida nos regala misterios, como por ejemplo ahora, que siento como puedo escuchar cosas que no han salido de tu boca, pero que me resisto a creer. Tienes ojos suplicantes, es como si trataras de confesarte con la mirada. ¿Eres feliz?, sí… eres feliz, pero sientes culpa, es eso lo que estás tratando de decirme. Yo no quiero creerlo, es que si es verdad, yo ya no tengo nada más que hacer… me estaría convirtiendo yo en una intrusa, en una invitada no deseada… una uninvited guest. De víctima a victimario. La cabeza me da vueltas, pero no puedo despegar mi mirada de la tuya.

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Hay cosas de las cuales nadie tiene culpa. Esta es una de ellas. Quiero creer que así es. Que ambas hemos sido embaucadas por eso que llaman Destino. Me pregunto si tal vez en el futuro podamos hablar de ello con libertad, sin cuidar nuestras palabras… como antes solíamos hacerlo de otras cosas, con franqueza, con sinceridad. Tú como mi confidente bien sabes que no puedo mentir sin sentir remordimientos… que fue lo que sentí todo el tiempo desde que me enteré de la verdad. No fue mucho antes de que te dieras cuenta, pero a mí me pareció una eternidad tortuosa.

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Creo que si estamos aquí en este minuto, es porque una de las dos tendrá que dar un paso al lado. Y aunque se que tendré que ser yo, me gustaría irme con algo más que con las manos vacías y la cabeza gacha. He asumido mi nuevo rol, el de extraña. No creas que las cosas volverán a ser como antes. Las cosas pueden superarse, pero no olvidarse. Si nos volvemos a encontrar nuevamente, quizás… no lo se, te de un abrazo o simplemente te ignore. Son cosas de las cuales no tendremos nunca una certeza. Pídeme que te perdone y lo haré, porque simplemente ya no me queda otra cosa que hacer, pero no me pidas que lo olvide. Simplemente no podré hacerlo.

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No te vayas… no sigas alejándote. Entiendo, ¡quiero entender!, pero no te vayas… necesitamos conversar. Es como si ahora no quisieras escucharme, ya no me miras. Te has volteado, colocando tus manos en los bolsillos y caminando hacia la otra esquina con rapidez. Esta es mi última oportunidad, quiero salir corriendo en tu búsqueda, pero mi amor me detiene con una mano, me mira extrañado. ¡Acabo de darme cuenta de donde estoy!. Lo había olvidado, yo lo miro suplicante para que me suelte, pero él no entiende, me sigue mirando más extrañado todavía. Yo le señalo la vereda de enfrente, pero cuando ambos miramos al otro extremo de la calle, ya no hay nadie… no hay nada. Te has ido, y no se donde… otra vez me has dejado con las palabras en la boca. Al menos trato de pensar que pude transmitirte algo con la mirada, aunque me hubiera gustado ver más en tus ojos. Se que podrás perdonarme, pero no se a qué precio… supongo que el de no volverte a ver nunca más. Demasiado alto para mí, pero el más justo para las dos.

Epílogo:

En efecto, nunca más se vieron. Una vez estuvieron a punto de toparse. Luego del matrimonio, la feliz pareja tuvo hijos e hicieron una vida tranquila, juntos. Mientras que la mujer que observaba desde la vereda de enfrente, se alejó y se casó años después, con un hombre solitario que encontró en uno de sus tantos viajes a cualquier lado. El día que ambas estuvieron a punto de toparse nuevamente, fue en un cementerio, ambas despedían a sus respectivos compañeros, sus parejas. Desde ahí sus caminos siguieron en paralelo, solas, pero con una idea en la cabeza que les ronda hasta el día de hoy: querer creer que no fue en vano.

jueves, abril 05, 2007

Quiero creer VI

Es hora de marcharnos, tenemos que subir al auto que nos espera hace un buen rato. Tironeo a mi amor del brazo para apurarlo, pero él está abrazando a su familia que lo está felicitando. Yo mientras recibo besos y abrazos de mucha gente… empiezo a ahogarme un poco. No recordaba conocer a tantas personas. Quiero entrar al auto, es una necesidad imperiosa que comienza a desesperarme… estoy a punto de lograr que él se suelte de los brazos de su madre… volteo rápidamente al escuchar una frenada de auto demasiado cerca. Observo que una camioneta casi embiste a un auto justo al frente de la iglesia… todos nos quedamos callados, asustados por si hubiera pasado algo, pero sólo fue una falsa alarma. Suspiro de alivio, pero todavía tengo los ojos pegados en ambos vehículos.

Hay una figura me llama la atención… está al otro lado de la calle, observando los autos que estuvieron a punto de chocar. La reconozco de inmediato… está más flaca, con el pelo más largo y desordenado, pero con el mismo abrigo negro “regalón” que no cambiaría por nada. Tiene las manos en los bolsillos, y no se ha dado cuenta que la estoy mirando…

Lo que tanto pensé y especulé estaba frente a mis ojos… la posibilidad de que viniera a mi matrimonio, de que estuviera acá. Pero la imagen es diferente: no está aquí felicitándome, ni arrancándome el pelo… sino que en la calle de enfrente, cual fugitiva que no quiere ser vista.

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¡Un frenazo!... me saca de lleno de mis pensamientos. Una camioneta y un auto… está claro quien hubiera sacado la peor parte. Estoy viendo como ambos conductores se bajan de los vehículos gritando e insultándose mutuamente… me parece algo tan primitivo, pero tan aliviante a la vez… esbozo una sonrisa cuando se me cruza ese pensamiento en la cabeza. Me quedo expectante a lo que ocurrirá, si es que finalmente se irán “a las manos” como ambos amenazan. O sólo se quedará en eso… amenazas.

Tan concentrada estaba que no me había dado cuenta de que alguien me estaba observando del otro lado de la calle… de la iglesia, precisamente. He sido descubierta, ya no soy omnisciente, sino que el punto fijo que utiliza la vista de una persona… justo de quien menos quería que me viese.

Se acabó, si podía ocultarme y sólo observar, ahora soy yo la que está siendo analizada. Me cuesta mirarla a los ojos, pero cuando lo hago, puedo sentir como trata de hablarme a través del pensamiento. No me está insultando, no me está gritando… me está implorando…

miércoles, abril 04, 2007

Quiero creer V

Estamos saliendo de la iglesia, veo el auto que nos aguarda con la puerta abierta. Una lluvia de arroz cae sobre mi cabeza. Mi amor me toma fuerte del brazo para evitar que resbale con los granos que hay en el piso. Siento aplausos y voces que gritan: “el beso… el beso”. Nos miramos y ambos sonreímos, nos regocijamos con el entusiasmo de quienes nos rodean. Él me toma del otro brazo y me da un beso, el cual yo correspondo inmediatamente, y de forma sincera.

Con los ojos cerrados deambulo entre nubes de algodón. Siento como soy capaz de flotar en la nada. Me imagino en 5 años más, con mi amor al lado, con hijos, una casa… todas esas cosas que las mujeres que no han tenido una vida tranquila desean. Claro que mi vida no ha sido tranquila… después de haber estado al borde del suicidio tres veces y con una depresión que duró años, las cosas no podían ser fáciles. Burla del destino, cuando ya me creía completamente recuperada, y luego de conocer al hombre de mi vida, descubro que se trata del novio de mi amiga, una de las personas más influyentes en mi vida, y que fue pilar fundamental para salir de mi tristeza crónica. Fue como caer nuevamente en ese hoyo oscuro en donde no sabes para donde ir…

Y cuando creía que todo estaba perdido, que tendría que volver a ejercitar “el olvido”, resultó que mi amor y pasión eran correspondidos. Algo improbable, difícil de creer, pero que secretamente deseaba. Fue ahí cuando empecé a ser feliz, pero con esa pulga en el oído que te dice lo mala persona que eres. En este minuto la pulga se ha callado…

La gente sigue aplaudiendo, pero yo no los escucho… soy yo… y es él. No necesito nada más…

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Es ella y él… nada más. No les importa nada más. Quienes les aplauden saben eso. Y es que la vida de pareja finalmente se vuelve así de egoísta: no hay familia, no hay amigos, sólo “el otro”, que termina siendo “el único”. Nivel de absorbencia que decanta en lo que mis ojos ven ahora. Amor, amor, amor. Ya no necesito eso, ellos lo tienen y yo lo perdí. Creo que mi oportunidad está en recrearme un escenario donde puedo prescindir de ese sentimiento.

El chofer de la limusina que aguarda a los novios se da cuenta de mi presencia al otro lado de la calle. Creo estar segura de lo que está pensando: “mira, una pobre mujer que le gustaría estar en el lugar de la novia… de seguro le han roto el corazón”. Irónicamente tiene razón, aunque no de la forma indirecta en que lo está viendo, sino por el contrario… de la forma más directa que se pueda imaginar.

Me resisto a ser la que genera lástima en esta historia. Esa fue la razón por la que desaparecí tantos meses. No quería toparme con nadie ni con nada que me hiciera recordar el episodio que me tocó presenciar. Y es que no es agradable darte cuenta de un día para otro que tu mejor amiga y tu “novio” tienen una tremenda relación pasional mientras tú deambulas confiadamente por la vida… eso es para que cualquiera te tenga lástima. Sin embargo, más allá de lo doloroso que haya sido… o de lo doloroso que es, quiero creer que era algo inevitable, porque si no lo es… entonces pude haber hecho algo para que no pasara.

Ahora que los miro, puedo decir que tienen un rostro muy distinto al que les conocía. Es como si el estar juntos les diera otra fortaleza, algo que va más allá de lo que la gente puede ver. ¿Un complemento?... algo que nunca pude sentir con él. Buen sexo, buena compañía… pero no se si buen compañero. Alguna vez pensé que quizás nuestra relación se basaba sólo en buena música, cerveza y sexo. Algo cómodo para mí, que nunca quise comprometerme más allá… quizás él quería el próximo paso. Y lo acaba de dar… mientras yo daré un paso al lado…