viernes, octubre 31, 2008

Sobre reincidencia y otros vacíos

Ciertamente a todos alguna vez nos han enseñado que no es bueno escupir para el cielo o decir que nunca harás algo, porque el futuro es incierto y nadie sabe lo que nos depara el destino. Razón tienen, más si reconocemos que como seres humanos, nuestra mala memoria y poca voluntad nos incita a chocar con la misma piedra una y otra vez. Créanme, la recomendación viene de bastante cerca.

Desde hace unos meses comencé a trabajar nuevamente. La experiencia ha sido buena, y si bien me he ido absorbiendo entre el trabajo y las clases, llegado su momento puedo decir que estoy satisfecha de lo he logrado en tan poco tiempo… o quizás en tanto, que recién estoy percatándome de los efectos positivos. Eso me ha envalentonado lo suficiente como para seguir tomando riesgos en el mediano y corto plazo. Si todo resulta bien, desde el 2009 volveré a ser estudiante, y si también todo sale como me gustaría, no perdería mi empleo y estaría orientada más a mis gustos. Dios, sería increíble poder decir eso llegado su momento.

Esto es lo más me tiene en movimiento estas semanas, saber que estoy labrando algo que podré disfrutar con un poco más de certeza que antes. Sobre eso, puedo decir que me siento extraña, es como si ahora fuera amiga de mi enemigo y me gustara serlo.

No obstante, hay cosas que me mantienen atada a lo “pasado” y es ahí donde me gustaría dar un giro en 180 grados. Pero no puedo, o no quiero. Sea lo que sea, no creo que salga nada bueno, esto de “seguir intentándolo” no suena como canción atractiva. No puedo ser tan mediocre en ese plano como para que me no me importe, ¿o sí?

Fui a un matrimonio hace unas semanas atrás, el de una muy buena amiga, que cierra el ciclo de los matrimonios de amigos al menos por este año. Me dio gusto ver que resultaran las cosas como esperaban. Me dio gusto ver que como novios estaban disfrutando de su fiesta. Me dio gusto que irradiaran toda esa buena energía, creo que es un excelente comienzo, y que se merecen lo mejor de este mundo. Sólo puedo desearles el mejor de los éxitos.

Por mi parte, noviembre y diciembre se vienen cargados al trámite, al trabajo y quizás a la independencia. Cuesta salir del nido, pero creo que ha llegado el momento de hacerlo. Se aceptan buenos datos.