jueves, abril 15, 2010

Y ahora qué?

Mi trabajo tiene muchas cosas positivas: puedo hacer lo que me gusta, puedo tener horarios flexibles dentro de lo posible, hay proyección, etc. No obstante, estos dos meses han sido del terror en términos financieros. Por "culpa del terremoto" todos los procesos de pago se atrasan, y si bien el mayo seré millonaria, hoy por hoy califico como deudora indigente. Es terrible tener la sensación que cada vez más se acumulan las cuentas y que no hay liquidez... todo se reduce a la promesa de pago.

En un fenómeno sociológico importante, eso de la expectativa... especular, pensar que en plazos futuros la situación se mejora y volvemos a una "pseuda normalidad". Pero... ¿qué pasa si hay una crisis mundial y mis fondos se esfuman?, ¿o si me están estafando y yo no lo se?... si por arte de magia me quitan la beca, o si me despiden. Contingencia, contingencia, contingencia. Así, claramente, no hay mente despejada para trabajar. En principio todo se solucionaba en la quincena de este mes... ahora es a fin de mes... ¿y si me siguen pateando?... es desastroso pensar así... pero con el sistema inoperante... no se puede pensar en otra cosa.