miércoles, septiembre 17, 2008

Huaso Pontificio

Nadie puede negar que una característica que hace adorable-odiable estas fechas es el pajerismo colectivo que se apodera de las personas (incluyase una). Y es que terminar la semana un día miércoles a medio día genera una sensación de placer sólo comparable con recibir el cheque del sueldo a fin de mes. Es más, saber que tienes licencia para patanear 4 días seguidos hace que cualquier problema doméstico carezca de relevancia y que las neuronas ya estén viajando a cualquier lugar.

Si debiera referirme a mi caso este año... la víspera de fiestas patrias me recordó mis buenos tiempos universitarios donde sólo esperaba dar la última prueba antes de irme a zapatear, comerme un choripán y beberme un terremoto. Este año, no obstante, no había prueba sólo media jornada laboral, cambié el choripán por un anticucho y el terremoto por un litro de cerveza.

Hoy terminé mi media jornada laboral y me quedé pensando qué iba a hacer desde ese minuto en adelante. Después de pensarlo un segundo... decidí venirme temprano a casa. Una siesta no se veía nada mal como panorama. El recorrido desde la oficina a la salida de la universidad fue un paseo "de la chilenidad" en pleno: olor a empanadas, a choripanes... decenas de estudiantes pontificios vestidos de "china" y "huaso". Pero no creerán que se trataba de un huaso roto... no, claro que no... era más bien un huaso ABC1... una especie de nieto de Huasos Quincheros: pantalón de tela a rayas, botas negras, camisita blanca o a cuadros pequeños, chaquetilla negra y el sombrero negro con cinta tricolor (olvídense de la clásica "chupalla" de paja que todos hemos tenido la experiencia de conocer en su momento). Después de reirme sola de las weas que pienso mientras camino, llegué a la conclusión que un "huaso pontificio" de típico, sólo tiene el nombre. No me llamen exigente... pero después de estar años visitando pueblos escondidos en el sur, de ver las reales carreras, probar "the real one chicha", de conocer Cabrero (en honor a Vero) y Campanario, de haber tenido el placer de ver una trilla con yeguas, de haber ido a la fiesta del Queso en Chanco, vivenciar la Semana Cauquenina, etc... las exhibiciones de chilenidad en la capital sólo me producen una proyección algo "suavizada" del costumbrismo nacional. Si tuviera que reflejar la identidad capitalina, preferiría ir a una marcha, ir a subirme a los postes de Plaza Italia o ir a comerme un plato de mariscos al Mercado Central después de un "heavy metal" carrete.

1 comentario:

Anónimo dijo...

.. o hacer colas por dejar todo para el último día.