lunes, septiembre 01, 2008

No es arrepentimiento...

Sí, sí... es un poco tarde para dar pie atrás. Si hay algo que caracteriza a la gente de mi especie familiar, es que somos todos una tropa de tercos que sólo admitimos las equivocaciones que no nos importan. El resto de las metidas de patas, les tiramos tierra y hacemos como que nunca aquí pasó nada...

Pero vuelven y vuelven... algunas vuelven y se te meten en el zapato con gran incomodidad. Digamos que... ahora, que puedo estar algo más tranquila con mi vida, se vienen encima las últimas metidas de pata (top 5) incurridas antes del diluvio de principio de año, cuando por un afán de querer hacer borrón y cuenta nueva, me pasé por la raja (hay que decirlo) un montón de cosas... e incluso personas. Y es que un atisbo de duda asoma en las noches, antes de dormir... cuando repasas lo hecho y lo que falta por hacer. Y de lo hecho... lo bien hecho, y lo mal hecho...

No es que crea en las grandes historias de amor. Eso lo he dejado en claro más de un millón de veces. Sólo que podría haber sido una oportunidad de hacer el camino menos solitario. No hay para qué negarlo... somos seres que necesitamos de compañía que nos recuerde el que no estamos solos en contra del mundo... independiente de si compartimos la perspectiva de por qué el mundo nos hace más o menos miserables. Es cierto... a veces ni siquiera compartir eso es necesario... pero no me quiero rebajar en la reflexión.

Y así fue... lo que antes era puro ruido y molestia... ahora lo extraño. Las llamadas a media noche, las invitaciones, las caminatas, las discusiones... m-a-s-o-q-u-i-s-m-o... si no somos capaces de hacernos daño nosotros mismos, que otros lo hagan por tí. Asumimos que la vida no es bella, y debemos autentificar esa afirmación cada cierto tiempo... ¿qué mejor que una desventura para hacerlo?

Aún así... esto no es arrepentimiento... es sólo una reflexión.

No hay comentarios.: