Ayer, como nunca, fue una manifestación aborrecible de multitud... ya antes de bajar las escaleras se divisaba una masa indivisible de humanoides luchando por 1/8 de metro cuadrado. Bonito espectáculo considerando que cada persona ocupa el 30% del oxígeno de la que está inmediatamente al lado de ella, y así sucesivamente. Eso es sólo para sacar la cuenta de lo que resulta finalmente respirar "calor humano" (¿Quién dijo que los chilenos no éramos "cálidos"?)
Hoy en la oficina le decía a mi colega de labores: "traje mi Hatori Hanson hoy, apenas entre a la estación de metro empezaré a cortar cabezas al son de Twisted Nerve". No se si se rió de lo inverosímil de la escena, o de la probabilidad de llegar a ella.
Hoy me preguntaban mi opinión respecto del Marxismo. Sin dudarlo dos veces respondí: "bonito, pero... ¿alguien lo aguantaría?". Creo que no, asumiendo que no existe voluntad para nada, y la premisa siempre es "sacarle partido al otro". Finalmente, quien se declare marxista hoy en día es este país es un hipócrita... más si es el mismo que se hace el dormido en el metro para no dar el asiento, o el que se sube por detrás de los buses sin pagar, o el que dice que los políticos son una mierda y ni siquiera está inscrito para votar. Finalmente, sería el mismo tipo de persona que alegaría en contra de Transantiago, y que sólo vive a 7 cuadras de su destino diario. Paradojas de la vida, que sólo pasan en Chile.
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