sábado, febrero 10, 2007

Mantenerse presente

El hecho que fuera viernes aumentaba las posibilidades de sacar un mejor provecho de la alegría al finalizar la semana... salía temprano del trabajo, iría a un asado después, etc.; sin embargo, a las 9 de la noche me encontraba sentada en la barra de un bar conversando sobre UFO's, conspiraciones y frustraciones televisivas con los chicos que atendían a esa hora.

Esto es lo que la gente llama "citas fallidas". Aunque si nos ponemos estrictos, no se trataba de una "cita" propiamente tal... ni tampoco resultó "tan" fallida.

Era la hora de salida del trabajo... hacía un calor que incitaba a estar en una hamaca bajo la sombra de un árbol o dentro de una piscina con agua muy fría. No tenía ninguna de las dos opciones lamentablemente. Caminaba por 11 de Septiembre pensando en una mineral bien helada que compraría cuando bajara al metro. Para variar, iba escuchando música en mi pendrive con la mirada fija en la escalera de la estación que se acercaba más y más. Sin darme cuenta, sentí un tirón en un brazo... imaginé que estaba siendo víctima de un "lanza"... y cuando me iba a dar vuelta con el rosario a punto de ser recitado, me encuentro que el sujeto que había tironeado mi brazo no era un desconocido... o al menos su cara no me pareció extraña al verlo... aunque me costó un par de segundos recordar quien era precisamente. El momento en donde lo reconocí no pasó desapercibido, dado que el sujeto sonrió y dijo... "te costó parece".

Fui sincera y respondí que sí, que la memoria es frágil cuando han pasado su par de años. Y era cierto: de todos los racconto que he hecho de mi vida hasta acá, hay muchas cosas que no he vuelto a recordar... han pasado de largo o simplemente no se han cruzado con los hechos relatados aquí. Este era el caso... JP era del listado de personas importantes en la época escolar, pero que no perduraron por un tiempo prolongado, dejándose al olvido en el tiempo. Ahora se veía distinto... ya no era el niño lampiño que recordaba... sino que ostentaba una prominente barba (bien cuidada, por cierto). Estaba más alto, pero también más rellenito. Debo decir que después de observarlo un rato mientras hablábamos pensé "se ve bastante bien", y me era agradable mirarlo. Fueron cerca de 10 minutos en la escalera del metro hablando cuando me preguntó si iba apurada a alguna parte. Le dije que había salido del trabajo y que iba a mi casa. No se por qué (creí en un principio que era por cumplir) me invitó a tomar algo. Traté de decirle que no... que a lo mejor lo estaba demorando y que no se preocupara por mí. Pero ciertamente mi negativa iba más por algo personal que por una razón altruista... era una situación extraña, dejamos de tener contacto hace años y prácticamente desconocemos qué ha sido de nuestra vida en el último tiempo. Me extrañó el interés de este personaje en seguir la charla, si bien en algún momento me pareció hasta sospechoso. Insistió tanto que a fin de cuentas, más por curiosidad que otra cosa, acepté.

La gama de restorantes y bares que ofrece Providencia te obligan a tomar decisiones como "entremos acá, no lo conozco, pero me tinca". En efecto, no es un barrio que conozca como la palma de mi mano, pero en estos meses me he aprendido a defender. Pedí una cerveza... el calor ni me hizo pensar en un trago. JP pidió lo mismo. Continuamos la charla. Creo que lo más destacado era que a pesar de tener una laguna prolongada (7 años o más... no se), nos reimos de varias cosas, típicos recuerdos de cabros chicos nostálgicos... bueno, no es muy distinto de lo que pasa cuando me junto con mis amigos del colegio. Aún así, la hora se me pasó rápido.

De repente mi interlocutor vio la hora... eran las 20:50. Cual Cenicienta que ve que se acerca la media noche, me dijo que lo disculpara pero tenía que irse. "¿Algún problema?"... "No, es que mi señora me está esperando con el baby donde mi suegra". Ahá!... pequeño detalle que nadie había mencionado en toda la charla. "Ok, no hay problema" pagamos la cuenta... él se despidió, "un gusto haberte visto...", etc... etc. y partió. Yo me quedé sentada en la mesa esperando algún tipo de iluminación que hiciera que me levantara y me fuera. No llegó. Al final, me levanté de la mesa y me acerqué al bar. Una niña que estaba atendiendo (asumo que de una edad similar a la mía) me preguntó si quería tomar algo. "Una cerveza está bien... bock, gracias". Me sirvió mi cerverza. "¿Sabes que es lo más raro de dejar de ver a la gente?... que al final no los conoces, ni ellos a ti... ¿cuál es la gracia de juntarse de nuevo?". Ella se rió, su compañero que atendía a su lado me respondió algo como "alguna gracia debe tener, si no nadie lo haría". Agradecí su comentario con una risa. Estuve un rato más, pagué y me fui a mi casa. Ya no tenía ganas de ir a ninguna parte... el asado ya no era panorama.

4 comentarios:

Chasconcito dijo...

me cambiaste por un ex???
que facil es ser desplazado.
en todo caso es otro mas que pertenece al grupo de los casados.
que le pasa a la gente que toda se esta casando?

The Uninvited Guest dijo...

Aclaro:
No es un "ex"... de hecho, nunca fue nada mío... diría que fuimos "buenos conocidos" o "amigos del colegio", que es lo mismo. Así que no confundais las cosas.
Aparte... en el asado iba a estar todos los del grupo "extenso", no tenía muchas ganas de repetir de nuevo qué estaba haciendo y por qué.
Y sobre qué le pasa a la gente que toda se casa?, no tengo ni la más remota idea.

Megumi-san dijo...

Noooo no todos nos estamso casando.... jum.. es màs si sigo como voy creo que entrarè a la lista de solterones... buuuuaaaa

Jajajaja

Pero bueno, miràle el lado amable, por lo menos fue algo diferente
eso es bueno, no???

Y nada, a lo bien, algo bueno debe tener para hacerlo... jajaja

Mujer, algo diferente, aunque sea asì, siempre es bueno....

The Uninvited Guest dijo...

Sí, creo que tienes razón... algo diferente matiza lo cotidiano. Y sobre los solterones, jajaja... no creo, tarde o temprano todos caeremos (algunos más tarde que temprano, pero son detalles)