"Patear la perra" es una expresión típica que define a quienes no conforme con un hecho o situación particular que los afecta, manifiestan tal disconformidad mediante conductas y lenguajes agresivos tanto para sí mismos, como para el entorno inmediato que los rodea. Esta expresión mantiene conexión con otras que se suponen afines (o relacionadas) a estados y conductas que generan o predisponen la idea de "patear la perra": "arrastrar el poncho", "quemar la leña", estar "meado de perros", etc. Bajo todas esas frases, es posible dibujar un escenario poco grato para quienes pueden auto-describirse de tal manera; y es que sentirse "meado de perros" genera un nihilismo de bajo grado que te lleva a "arrastrar el poncho" y finalmente "patear la perra". Nada agradable, se los aseguro.
Ayer... podría haberme acriminado con cualquiera que se me hubiese cruzado por el frente. Creo que me faltaba echar humito por las orejas. Mientras revisaba las putas encuestas falladas y que me habían cagado el trabajo hecho en 30 horas non-stop... maldecía y me repetía... "no sirvo pa' esta wea"... "no sirvo pa' esta wea". Repetía eso una y otra vez, sin percatarme de mi alrededor, sólo era yo y esos papeles endemoniados que tenía regados por todo el piso de la oficina. Sólo una cosa logró que me diera cuenta del estado en trance en el que me encontraba: hablaba golpeado a cualquiera que se me acercara. Sólo pocas veces se ha hecho manifiesto tal comportamiento en mí. Mi enojo es con el mundo y las personas, pero no suelo "cargar la mata" con sujetos en particular. Ayer fue distinto, miraba feo hasta al conductor del metro porque no cerraba las puertas y porque no las abría también. Uhm... odiosa a cagar, con suerte me soportaba yo, y ni eso.
En fin, creo que lo único que me consolaba era saber que llegaría el viernes y que al menos este fin de semana podría darme algunos lujos con mi tiempo libre... o sea, que en efecto iba a tener tiempo libre. Aunque estaba segura que no iba a ser un viernes fácil. En efecto, no lo fue... así tampoco el jueves, miércoles, martes y lunes. Lo hubiera gritado a los 4 vientos si no me detuviera mi compostura.
Y es ahí donde dices... "¿dónde mierda están todos?". Y es después que te respondes... "aquí no, al menos". La batalla personal con el mundo es así: personal. Pero hay momentos en que te gustaría recibir aunque sea unos golpecitos en la espalda. Anoche traté de buscar esos golpecitos... pero "nobody answered". Terminé bebiéndome un café y comiendo unas tostadas en el Domino's del metro de la Chile. Apoyada en la barra... entre una mezcla de letargo y abatimiento meditaba mis próximos pasos. "Hay metas que cumplir", esa fue la conclusión. Y aunque tampoco sabía qué significaba mucho eso... pagué la cuenta y me vine a casa.
El viernes fue sólo trabajo y trabajo hasta las 5... salía a las 4, pero bueno... siempre están los "imponderables". Estaba desesperada, sólo quería cerrar el computador e ir a emborracharme a cualquier parte para olvidar. La ocasión estaba: mis compañeros de trabajo organizaron una junta "chelística" para después de la pega. Ellos partieron a las 4, después de finalizada la jornada. Yo me uní a ellos cuando logré despachar el último cacho que me quedaba.
Fue extraño, estar bebiendo cerveza con mis compañeros que me sobrepasan visiblemente en edad y weas vividas. Pero de repente me sentí igual que ellos: con ganas de olvidarlo todo y hablar de cualquier cosa. Creo que fue la manifestación más clara de "me importa una raja" que haya visto en la semana. En un momento me dio la impresión que sin decir nada, todos tratábamos de alentarnos, como una especie de empatía tácita. Fue un minuto donde sentí "golpecitos en la espalda".
Venía de vuelta a casa... con su buena cantidad de shop en el cuerpo. Sentía una especie de letargo, pero que no venía del abatimiento, sino del relajo. Han pasado un par de horas desde eso, el efecto del alcohol ya está pasando. Aunque todavía sigo pensando que no sirvo pa' esta wea.
1 comentario:
El "patear la perra" es una especie de odiosa terapia personal. Viendo a todos como culpables, sabiendo muchas veces que quedan absueltos al instante. Despues uno se acuerda de la situacion...y se ríe un rato...si es que no está odioso de nuevo.
Identificado.
Saludos...!
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