Jóvenes e idealistas

Es curioso… siento que estoy rememorando partes notables de mi vida en estos días. Hoy conversaba con Daniel… y en una de esas voladas, empezamos a hablar de cómo nos gustarían que fuesen nuestros hijos (ojo!... no los nuestros de “ambos”, si no de cada uno). La verdad me sentí como una adulto joven hablando de proyectos y weas así… jajaja… llegamos incluso a pensar qué cosa nos gustaría que estudiaran y que diablos íbamos a hacer si nos salían con el pastel de que querían ser cura, monja o milico… en fin, supongo que me di la licencia de soñar un poco… algo que no hago muy seguido… o al menos en ese ámbito de mi vida…

Acostumbrada a mirar hacia atrás y mareada por soñar tanto durante la tarde, sentí un tremendo deja vu leyendo el blog de cierto tortolito que anda en llamas últimamente… me sentí vieja en cierto sentido… y recordé cuando era joven e idealista y creía que todo era posible con sólo desearlo. Recordé aquel episodio… del cual les hablé en los primeros post que hice en este blog… me sentí tremendamente interpelada… y aunque le he dado ciertos consejos a este niñito… bueno, él no va a aprender a menos que le pasen las cosas… así que prefiero guardar silencio desde ahora. ¿Qué será del muchacho que encendió tantas llamas en tiempos pasados?... en verdad no tengo idea… pero más de una vez me han dado ganas de averiguar… y quizás… no!... no tiene caso.

Hay quienes tienen y tendrán más suerte que yo en esto… espero de verdad que a pancho le resulte… o sea, por lo menos pueda vencer ese “temor” y lo intente… nadie le asegura éxito, pero les digo desde ya, que eso es lo más emocionante de todo… es como atreverse a algo que tu creías que nunca harías… que quizás es una pendejada… que la gente te iba a apuntar con el dedo siempre: “mira las weas que hizo este pastel, jajaja… de seguro pensó que el mundo era color de rosa”… En el fondo no se trata de pendejadas ni nada… en este caso… no se, puede que todo ocurra demasiado rápido… que te de poco tiempo para pensar… sí, y que por eso uno cometa muchos errores… yo al menos no me arrepiento, fueron meses bacanes para mí… pero esa etapa ya pasó… y es bueno que te pase cuando tienes la edad para afrontar lo que venga… “carne de chancho” como se dice. El resto viene por decanto natural… pancho, no te voy a decir cómo termina la historia porque no tiene final escrito… la mía llegó a su fin… pero al menos no te toca luchar contra cientos kilómetros de distancia… es un plus o no?... no es consuelo, sólo un hecho.

Bueno, deja vu o no… renové algunas cosas… desempolvé cosas de mi pasado oscuro, jajaja… q miedo!... naaa… nada terrible, creo… ahora la parada es otra, evidente… pero asumo que también eso es circunstancial… perfectamente podría seguir viéndome con toda esas personas todavía… pero todo obedece al momento que corresponde… de hecho acabo de perder a dos amigos abogados… (al menos eso parece), lo que me apena tremendamente… pero me hace pensar que las weas pasan por algo… y si tengo culpa… es sólo dejar pasar oportunidades que podría haber aprovechado… no me gustaría tener que repetir estas experiencias tan seguido… atreverse?... sí, quizas.

En todo caso, creo que las relaciones humanas son perfectibles en la medida que vas acumulando malas experiencias… ahora, si eres una persona sensible a ellas, te advierto que te vayas acostumbrando… el hombre o la mujer ideal no existen… sólo en nuestra cabeza… sólo tratamos de que la que, o el que, encontremos se ajuste lo mas posible a ese molde… sí, nos equivocamos… caleta… pero filo, nadie se ha muerto por eso.

Este fue el manifiesto de una desilusionada del amor… pero de una convencida que hay cosas interesantes en el camino… y que si la felicidad (al menos momentánea, aunque sea la de las mariposas en el estómago, y no esas cinematográficas de Hollywood) no existe, entonces no hay derecho siquiera de que exista la palabra.