lunes, agosto 07, 2006

I can’t get next to you

Eso de las lealtades es un tema delicado… o sea, suele pasar que uno se hace expectativas con la gente y cuando no responden a ellas te tiendes a frustrar y etc. etc. Uds. saben que las frustraciones no hacen otra cosa que bajonearte y mirar las cosas por el lado negativo. Particularmente ahora no estoy hablando de mi caso… aunque sí, me ha pasado antes.

Cuando hablaba con mi partner la noche del carrete – karaoke (a eso de las 5 de la mañana), ella me decía que estaba triste, que tenía rabia… que la gente fuera tan poco honesta… que estaba decepcionada de las personas… de quienes se suponía eran sus amigos. En cierta forma creía comprender lo que me decía, y era que se sentía engañada por quienes se suponía debían serle fieles… “todo este tiempo estuve haciendo el ridículo, insistiendo en algo que no iba a resultar… todos lo sabían, menos yo”. La pobre cabra estaba triste porque el tipo por el cual dedicó años de sentimientos… amigo nuestro, a propósito... comenzó una relación con otra amiga del grupo. Más allá del hecho, esto estuvo en conocimiento de muchos, pero los cuales callaron hasta hace sólo unos días atrás… de hecho, ni yo… que suelo enterarme de las cosas antes que el resto, sabía que se estaba dando una situación así.

La historia tiene muchos más matices, y al mismo tiempo, hay más historias anteriores con dinámicas parecidas… pero que no corresponde desarrollar acá. El punto, me parece, tiene que ver con que esta chiquilla se sentía decepcionada, tal como ya lo había estado un par de veces antes a lo largo de su vida… yo le decía esa noche… “tú te formas muchas expectativas en torno a la gente, la gente siempre entrega menos de lo que uno espera”… y aunque fuera una sentencia algo resentida, me parece que es aplicable para muchos, y para estos casos también. Igual me daba lata tener que decírselo así… pero yo se que me entendió. Creo que la conclusión a la que llegamos al final fue “olvídate, no vale la pena… aléjate”… quedamos de acuerdo en que ya no había caso, pero que tenía que ser algo que partiera de nosotras… es decir, “trust no one”… nunca se está 100% segura, aún así se puede vivir… resguardando lo único que nos queda a fin de cuentas: la dignidad y por qué no, el orgullo. No deja de ser curioso para nosotras dos, los años nos han hecho volver sobre este tipo de conversación varias veces… fue ella misma la que me dijo una vez… “Déjalo ir… es tiempo que lo dejes ir” (hablando de Mr. H). El viernes era yo quien le decía que se olvidara del asunto, que si debía preocuparse de algo, ese algo tenía que ser ella misma. Creo que la amistad con esta cabra se basa en ese apoyo mutuo… nos ha resultado bien hasta ahora… al menos podemos decirnos las cosas a la cara… aunque duela.

Uhm, con todo esto se me ocurrió otro pedazo de mi puzzle que podría relatar en saga de aquí en adelante… tal vez lo haga en los próximos días.

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