sábado, marzo 01, 2008

She is... (Oculta)

Se decidió a caminar un rato, hacía calor, y al menos el viento de los árboles moviéndose ayudaría. Definitivamente había relegado su celular en las profundidades de uno de los bolsillos de su chaqueta y no pensaba volverlo a mirar. Debía reconocer lo que había pasado: lo plantaron, como a un muchacho, claro que a sus 29 años ya no era tan aceptable después de todo. Sintió un tremendo golpe a su ego, rabia, molestia. Ella no tenía derecho. Claro, pero al parecer él tampoco se sentía como mucho derecho. El papel de víctima se lo creyó por un instante, pero luego lo olvidó.

En cierta forma él comprendía, el por qué ella reaccionara de esa forma, podía llegar a entender incluso esa frialdad que la caracterizaba… aunque le molestara. Debía ser honesto, la gente solía pensar lo mismo de él: frío, calculador, indolente, impávido, sin sentimientos, ególatra. Llegaba a pensar que esta “obsesión” era parte de su ego, e incluso de su narcisismo… querer a alguien a su imagen y semejanza.

Pero en el fondo, estaba convencido que ella no era así. Aunque si eran apariencias, aparentaba muy bien. Tenía la impresión de que esta imagen era su forma de escudarse, de resguardarse de las personas, de evitar el daño. Esta conclusión la sacó después de vislumbrar algunas señales, muy pequeñas y fugaces, pero que le permitieron ver algo más allá de esa horrible coraza cotidiana. Había veces, que en un abrazo lograba sentir su dolor, su pesar, su amargura. En otras ocasiones, la veia reír de buena gana, de forma sincera, en aquellas ocasiones lo cautivaba su brillo, una forma natural y renovada de vivir. Del tiempo que la conocía, fueron sólo muy pocas veces, pero contrastaba con la constante ironía y auto resguardo que le era característico.

Le gustaba verla realmente contenta. No sabía exactamente por qué. Pero llegaba a creer que era por algo contagioso. Cuando ella se veía bien, lo transmitía, y él se contagiaba. Con nadie le había pasado eso antes. Quizás por eso insistía, para ver si ese contagio podía ser prolongado... y en parte para sentirse partícipe de esa felicidad, y sentir que había una contribución suya en eso. Egoístamente algunas veces llegó a pensar que sólo él podía hacer escapar estos atisbos de naturalidad y felicidad en ella. Eso le hacía sentirse bien. Quizás por eso ahora es una cuestión personal, quizás por eso no quiere hacerse a un lado, a pesar que ella ha hecho, y está haciendo lo imposible para sacarlo de su vida.

"En enviciante", se dijo mientras caminaba aún sin mucha claridad de hacia donde. "Es enviciante estar con ella aunque ahora me rechace". Se le vino a la cabeza la primera noche que estuvieron juntos, él había inventado la excusa que habían arreglos en su casa y que el olor a pintura no lo iba a dejar dormir, que si ella podía asilarlo por esa noche. Ella había aceptado moviendo la cabeza y profesando una sonrisa, sabía exactamente cuáles eran sus intenciones, pero no lo rechazó de plano. Conversaron bastante, de muchas cosas tanto cotidianas como otras no tanto, bebiendo vino y escuchando música del computador, estaba tan a gusto que él se decidió a dar un paso más. Hubo un momento de vacío, en el cual casi podían hablar con la mirada. "Conexión" se repitió. Esa noche hubiera sido perfecta si ella a las 4 de la mañana no se le ocurre levantarse de la cama, dejarlo e irse a la sala a leer hasta el amanecer. Como era la primera vez, pensó que quizás para ella había sido extraño y necesitaba asimilarlo un poco, acostumbrarse si es que volvía a pasar. Tenía expectativas, sobretodo luego del pacto que habían hecho, de no anclarse en formalidades. Pero al tiempo se dio cuenta que ella nunca se adaptaría con él al grado de compartir una noche entera a su lado, en la cama o fuera de ella.

Llegó a un café, decidió que necesitaba beber aunque fuera un café negro para salir del letargo y las cabilaciones. Sacó el laptop del bolso que llevaba y lo encendió. Un poco de ruido cibernético quizás ayudaría a sacudir las neuronas y ocuparlas en otra cosa. En eso estaba cuando la vio conectarse. Dudó en hablarle, pero reaccionó rápido... al menos debía presionarla para ver qué excusa inventaba esta vez.

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