miércoles, marzo 12, 2008

Vacaciones, un quiebre, una boda y un pituto

Ufff... he decidido terminar mi silencio. No es que no pueda mantenerme al margen... si no que me voy a terminar atragantando después.

Como saben, a mediados de febrero me fui de vacaciones, a la hermosa, bellísima, espectacular y siempre maravillosa Valdivia. Esta ciudad, en este momento, califica como mi Nº1 si es que tuviera que irme a regiones a vivir. De todas maneras.

Y ahí estaba yo, tomando sol, caminando por la costanera, mirando el río, comiendo rico y bebiendo cerveza. Un cuadro formidable por donde se le mire, más si se le compara con meses de estrés, de no-vida, donde parecía que mi vejez se acercaba a pasos agigantados a pesar de sólo tener 24 años. V-A-C-A-C-I-O-N-E-S. Un concepto que no ponía en práctica hace un poco más de 2 años, y que me pasó la cuenta... a tal punto de terminar "arrancando" despavorida en busca de ellas, sopena de mi "estabilidad" laboral y monetaria. No me importó. Lo hice.

Ese envalentonamiento también ha querido traspasar otras esferas de mi, a veces, monótona vida. Lamentablemente los resultados no han sido del todo satisfactorios. Quise olvidarme un poco del mundo, y empezar a jugar el día a día con un poco más de riesgo... pero para una persona tan planificada y autónoma como yo, esas cosas cuestan bastante. Y hacerme la valiente y la que "le importa una raja todo" terminó por darme de patadas en el trasero, y finalizando lo que podría haber sido una "decente" historia de amor. No digo "linda historia de amor" porque esas son de cuentos, y yo vivo una vida real, en un mundo real. Me limito a lamentarme por ello... y a bajar la cabeza y decir... "me patearon por mi culpa". Es parte de los riesgos, ¿no?. Hoy busco la enseñanza de eso, al menos para que me sirva de algo.

Pero la vida nos entrega cuentos bonitos también. A mi regreso, y con esa mezcla de estar la raja de descansada pero a la vez contemplativa, me encontré con la boda del camarada Alejandro y la camarada Kathy. Tuve la oportunidad de presenciar las dos instancias... el civil y la iglesia. Detalle tras detalle, todo muy bien cuidado, y los novios, felices. En algún momento de esos días volví a tener esperanzas de que las cosas resultan si uno se las propone, y que a veces no es bueno presionar al destino, porque este te da puntapies para que te calmes, y no de la mejor forma. Buenas vibras, fue lo único que se me ocurrió regalarles en esos días, y que les pudiera servir.

Marzo trae la cruda realidad de vuelta. A veces más cruda que otras, pero indefectiblemente presente y patente. Aunque a decir verdad, no se ha sentido tanto: logré apitutarme con clases particulares de estadística. Sí, en momentos en que me da la tontera pienso en ello como "el sustituto de lo que me merezco, que me han ofrecido incluso y que no he podido conseguir". Es lata pensarlo de esa manera... pero es que me niego a pensar que todo es culpa mía, y que soy tan inepta como para conseguir lo que quiero. Pero esos son momentos, menos mal... el resto del tiempo me sentía bien por hacerlo, de poder valerme de esas herramientas para mantenerme y para mantener la ilusión de que... quien sabe... algún día... lo logre.

Pero ahora es tiempo de dejar eso... pensar concretamente y actuar. Dos meses creo son suficientes para ilusionarse, pasar un duelo y comenzar de nuevo.

1 comentario:

Chasconcito dijo...

¿como era el dicho? 'preocuparse en vez de ocuparse'? u 'ocuparse en vez de preocuparse'?

da lo mismo. lo que importa es que vayas dejando el plano de las ideas y pases al plano de la acción.