domingo, marzo 05, 2006

Cuando las cosas dependen de ti

Les he dado más que un respirito a mis lectores... cerca de dos semanas sin escribir palabra. Dos semanas en las cuales han pasado muchas cosas. Como recordarán la última vez que escribí me iba a Valdivia a buscar una semana de relajo y desconexión: dicho y hecho, no contesté el celular, no vi internet, no compré el diario ni vi tele... fue como tratar de sacarme todo lo que sentía encima... una carga tremenda... de aproximadamente 2 años... y a pesar que necesitaba irme con expectativas, creí que tal vez las cosas serían menos provechosas... gratamente estaba equivocada. Fue una semana tremenda, es que en verdad todo eso me hizo tan bien, que llegué a olvidarme incluso de mis achaques y pensamientos negativo-deprimentes... y tal fue mi sorpresa en eso, que llegué a pensar que estaba interpretando el rol de otra persona... en pocas palabras me desconocí... era como si nada me afectara, ni por dentro ni por fuera.

Pero como todo lo que empieza tiene que terminar... pasó la semana y tuve que regresar a Santiago... en teoría al regreso tendría un millón de cosas que hacer, pero no me importaba, porque yo había cargado pilas. Y bien... esta semana, en la que debí haber trabajado en Valpo, sólo tuvo partes odiosas... dado que me suspendieron hasta nuevo aviso los talleres que iba a hacer... obligándome a cambiar en gran parte pega que había hecho en las últimas dos semanas antes de irme de vacaciones... debo confesar que entre el martes y el jueves me quise tirar al metro (sobretodo el jueves, día en el cual no era capaz de llegar a mi casa por lo deprimida que estaba)... de nuevo sentí esa especie de "odiosidad" con la gente... para mi la "montaña" era mi única escapatoria... "¿cómo era posible que la gente fuera tan estúpida?", pensaba yo... jajaja... sí, todavía le tenía un poco de fe a la gente, y aunque ya me habían dicho que la gente era estúpida (gracias Anto), en cierta forma quería creer lo contrario. En fin, para ser la primera semana de vuelta de vacaciones, era bastante horrible... sólo me quedaba el viernes y fin de semana.

Mis compañeros de la U daban sus examenes de grado entre el miércoles y viernes, y como era de esperar, el viernes organizaron un carrete en la casa de una las niñas. En verdad había pensado en no ir, dado que al día siguiente viajaba a San Fernando temprano... pero a como estaba, me dije "Ya, que tanto... no pensarás terminar esta semana sin algún tipo de reinvindicación"... así fue como el viernes después de almuerzo... armé mi bolso y partí a San Joaquín despidiéndome de mi familia, "Hasta el domingo... vendré a tomar once"... mejor me ahorro los comentarios que recibí luego de eso... pero es que tampoco los escuché muy bien, dado que sólo sonó la puerta detrás de mi luego de decirlo. Me fui temprano porque antes tenía que hacer una clase particular de estadística... una vez hecho esto, me fui con la Anto a su casa y luego al susodicho carrete... nos acostamos tipo 5.30... a las 9.00 me estaba levantando para irme a la Estación Central. El carrete estuvo muy bueno, supongo que también con esa idea de que cada vez los iré viendo menos a estos chicos... cada vez menos... quizás hasta que pase como con los "elite", que daría yo porque no fuera así.

Comprenderán que el sueño fue uno de los principales protagonistas de la jornada del sábado, y es que a pesar de eso, igual funcioné bien. En principio sólo éramos 3 viajeros: Ismael, Daniel y yo... nuestra amiga Pamela al parecer se quedaba abajo. Sólo confirmó su asistencia para la noche del sábado, después de arreglar un par de inconvenientes familiares. En fin... San Fernando fue para sacarme la mala onda y la adrenalina de los días pasados... el quedarme leyendo el diario en paz sin que nadie me molestara hoy en la mañana, fue señal de que me estaba pasando por la raja todas mis preocupaciones y "atados mentales", y estaba en la onda del "carpe diem"... sí, tal vez haya sido sólo un momento, pero fue importante. También pude comprobar ciertas ideas que tenía en mi cabeza... conversando con mis amigos... me sirvió para saber cómo estaba la Sandra... para vez como Vicente y Francisco crecen cada día, y evidencia de que los años también han pasado por sobre nosotros... ver como los gemelos ya hablan y caminan por todos lados... ver... sí, básicamente ver... hasta donde hemos llegado, y hasta donde podríamos llegar. Creo que los detalles los iré desarrollando conforme ocurran las cosas... se vienen días interesantes... claro que sí.

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