sábado, marzo 17, 2007

Ready or not

Yo reía con ganas, estaba de espalda sobre el pasto crecido... la sombra de un árbol me cubría la cara. Creo que el chiste que me contaba era tan gracioso... que no podía parar de reír... era natural, era espontáneo... yo reía... es todo de lo que acuerdo...

... cuando desperté... sentí como los músculos de la cara los tenía contraidos... en efecto, me estaba riendo. Habían pasado demasiadas noches desde la última vez que soñé algo que me hiciera despertar riendo. Cuando abrí los ojos, observé a mi alrededor... por un segundo me descolocó el hecho que no reconociera donde estaba: "esta no es mi pieza, esta no es mi cama..."

Al segundo siguiente recordé todo lo que había sido el viernes... "ahhh... sipo, de veras"

*****************************************************************************

Después de mi jueves de furia, lo que menos quería el viernes en la mañana era ir a trabajar. Por mí me hubiese quedado en casa, en cama... sólo vegetando, ni siquiera viendo tele o algo así... no me daba ni para mover los brazos... no me daba ni para pensar weas... a ese nivel.

Ni siquiera saludé a mis jefas cuando llegué a las 9.30. A pesar de mi sobrehumano intento de llegar a la hora... el endemoniado taco de Walker Martínez... y el show del metro en Vicuña Mackenna y en Tobalaba no me hicieron tener éxito. Y a pesar que caminaba puteando a cuanta vieja lenta encontré en el camino... no bastó para abrirme paso entre la masa de gente que intentaba subir las escalas para combinar a línea 1.

La mañana transcurrió rápida... no se si para mi fortuna o mi desgracia. Sabía que tenía bastante trabajo, pero no quise apurarme... ya llevaba 4 días con un ritmo del orto... esto tenía que terminar. Después de finiquitar un tema pendiente del jueves y de ordenar mi escritorio que estaba regado de papeles... me relajé. Todo lo que hacía, lo hacía con calma... tratando de meditar los pasos... "no más condoros, por lo menos esta semana no". Nadie me molestó... ni siquiera me llamaron los clientes. Era perfecto.

Sonó el celular a eso de las 12... era Chascón. Después de su saludo correspondiente y su talla del día, me preguntó que haría después de la pega. "No se... tengo un asado en la noche... pero no quiero irme a mi casa, si no después no me van a dar ganas de salir". "Te tengo la solución, te paso a buscar a las 4". Acordamos que me pasaría a buscar si me prometía que lo que sea que tuviera en mente, no durara más de 3 horas.

En mi relajo post-almuerzo... me dediqué a chequear mis correos, ya que todo el personal (jefas incluidas) estaba preocupado de sacar material para una encuesta... ergo, nadie se acordaba que yo estaba ahí. Me encontré con mails sin leer... referentes al asado de la noche... y aprovechando el ocio del momento, me puse a responderlos... las réplicas llegaban al minuto después de contestar... se notaba que la pega del viernes en la tarde era relajada no sólo para mí...

Pasada las 4, Chascón apareció por la oficina. Apagué el pc y volé de ahí. "Y bien, ¿dónde vamos?". Me dijo que tenía ganas de relajarse, caminar o descansar en algún lugar a sus anchas... donde hubiera sombra, el calor era bastante insoportable a esa hora de la tarde. Se me ocurrió ir a Parque Bustamante... que es donde por lo general voy a caminar cuando necesito despejarme. Pero Chascón argumentó que quería "echarse en el pasto" deliveradamente... y que Bustamante estaría lo suficientemente transitado como para no sentirse cómodo. "¿y San Joaquín?", preguntó. Yo lo miré con cara de... "tú no eres pontificio... por qué el amor por el campus?". Adivinó lo que pensaba y replicó: "no seré de ahí... pero he dormido mis mejores siestas en esos pastos, recuerda eso". Bien... ya que insistió... para allá partimos.

Como buen viernes (las cosas no cambian), el campus estaba vacío... es decir, la cantidad de gente era visiblemente menor que el resto de la semana, y la probabilidad de encontrarse con un conocido tendía a cero... perfecto!. Pasamos por la cafeta de sociales, nos compramos un jugo y unos chocolates. Nos instalamos atrás de los estacionamientos de Aulas Lassen... bajo un árbol imponente que daba una sombra espectacular. Eran las 16:30 hrs. aproximadamente.

Nos quedamos en silencio un largo rato... yo apoyé la cabeza en mi bolso y me crucé de brazos mirando el cielo. Chascón prendió un cigarro. "¿De cuando que no venías a la U?". Yo había cerrado los ojos, pero no dormía... sin abrirlos le respondí: "creo que desde diciembre... a principios, cuando se acabó el semestre". "¿Volverías?", volvió a preguntar... "No lo creo... a menos que fuera como ahora... un viernes y en búsqueda de un pasto cómodo para estar". No estaba segura si la pregunta apuntaba a eso... pero no quería que la explicitara, estaba demasiado cómoda como para empezar una charla densa.

Conversamos un buen rato... me contó pormenores de su ruptura amorosa, yo hablé de mis aventuras laborales, de mi interés por hacer algunas inversiones con mi plata... de las ganas (pero poca voluntad) que tenía de publicar algo... de como era que había llegado a un punto en que no sabía si tener poco tiempo libre era ya un sacrificio y no una opción. Miramos el reloj, y eran las 6 de la tarde... acordamos que era hora de irnos, ambos teníamos planes... y el break ya nos había dejado con un poco más de carga en las pilas. Emprendimos viaje a estación Baquedano, donde nos separamos.

Eran las 18:30 y yo había quedado de juntarme con el anfitrión del asado, que salía de la pega a esa hora. Estación Salvador... caminé por el andén... tenía mis audífonos puestos... escuchaba Lifehouse... no me percaté que detrás de mi hombro izquierdo me hablaban. Cuando voltié conecté nuevamente con la realidad... y es que en verdad venía pensando cualquier estupidez. Lolo lo notó, pues me venía hablando desde hacía varios pasos... y yo sólo tarareaba una canción.
El plan era pasar a buscar a la Hegeliana a su depto... para luego emprender rumbo al norte: así fue. A las 7 de la tarde, nuestros pasos nos llevaban camino a Patronato, en busca de un bus alimentador. Alimentador que se dignó a pasar, pero que en una cuadra antes que nosotros, abordó una turba de personas desesperadas por volver a casa... no los culpo, sólo por el hecho que no pudimos subirnos. Pasamos al plan B: troncal y caminar... después de todo, no era tan tarde. Finalmente, llegamos a nuestro destino pasadas las 20:00 hrs... mientras Lolo se preguntaba si la parrilla estaría o no en casa.

Yo no conocía el depto todavía, por lo que fue sorpresa al llegar... recinto cerrado con cuidador (!!!) y una sección de áreas verdes que me dejó loca: pasto bien cuidado, árboles grandes que daban una sombra envidiable por cualquiera. Era como un pequeño oasis entre las calles cementadas que la rodeaban... un tremendo descubrimiento, sin duda.

Faltaba que llegara el resto de la gente... no pasó mucho rato antes de eso. Al parecer la semana había pasado la cuenta a varios... pues divisé varias caras de cansancio... tanto que uno se quedó raja como por 2 horas, mientras nosotros alentábamos para que 2 personas fueran a hacerle compañía formando un trío... algo visiblemente jugoso... pero que se me ocurrió mientras respondía los mails de la tarde.

El carrete estuvo bueno, tanto que no necesité de ingesta alcohólica para mejorarlo (a diferencia del viernes pasado). Me bajé litro y medio de jugo "Leader"... bien rica la cuestión. Hubo hasta partido de fútbol en la cancha dentro del recinto (del cual no participé por el calzado con el que andaba, bastante incómodo a menos que hubiese querido hacerme mierda los pies). Y a pesar de las "tallas" inofensivas que corrian de un lado a otro... tuve la impresión que más de alguna cayó mal entre las féminas asistentes... no se, fue una impresión... no podría estar 100% segura. El único detalle fue que extrañé a María en un momento... pues, por lo general... siempre nos pegábamos una buena conversa al medio de los carretes, con un pucho encendido, of course.

A las 3 AM, y haciendo honor a eso de que ya "los años no pasan en balde"... empezó la retirada de asistentes. Yo ahí me cuestioné que iba a hacer... estaba lo suficientemente lejos de mi casa como para llegar y partir. Ahí me salvó la hospitalidad de los dueños de casa: "te puedes quedar, hay cama". La raja, problema resuelto. Nos quedamos conversando un rato más después que se fue todo el mundo... me estiré en el sillón... terminamos hablando de música, series de TV y conspiraciones entre los escritores que dejan a los fanáticos colgando de un hilo. Finalmente el sueño nos obligó a ir a dormir.

A la mañana siguiente... cuando desperté... sentí como los músculos de la cara los tenía contraidos... en efecto, me estaba riendo. Habían pasado demasiadas noches desde la última vez que soñé algo que me hiciera despertar riendo. Cuando abrí los ojos, observé a mi alrededor... por un segundo me descolocó el hecho que no reconociera donde estaba: "esta no es mi pieza, esta no es mi cama..."

Desayuné con los dueños de casa... me tomé dos tazas de té, tenía sed. Y aunque hacía calor... no me importó. Me fueron a dejar a la micro... aquella que pasó llena la noche anterior. Eran más de las 12... y el calor aumentaba. Camino a mi casa venía pensando en el sueño... logré recordar exactamente lo que había pasado ahí...

No era un chiste... me reía del gesto raro de su cara cuando le dije que era lo mejor que me había pasado en la vida. Era cara de espanto y sorpresa... entre satisfacción y duda. Era la mejor cara que había visto en años. Yo me reía de eso... y del repentino atrevimiento de decir lo que acababa de decir...

5 comentarios:

Chasconcito dijo...

dia largo tuviste igual que yo. de todas formas tuvo piola la platica de media tarde. como terapia casi.
cuidaos mujer!

Chasconcito dijo...

ahhh y pregunta: el sueño era sueño o eso realmente paso alguna vez?

The Uninvited Guest dijo...

uhm... quédate con la duda.

Lolo dijo...

Puu ha habido carretes mejores... con ganja. Eso pa la proxima, lo juro, aunque sea en queque

The Uninvited Guest dijo...

queque??... ehm... paso.
(para no rememorar viejos episodios)