viernes, julio 14, 2006

Mejor no hablemos de amor ( III )

Pero la tragedia no fue… o al menos no como me la llegué a imaginar.

Transcurrieron varias semanas de encierro personal… la sonrisa desapareció de mi rostro, los planes se esfumaron, el pasado se estancó en ese minuto del tiempo. Me veía una y otra vez escarbando en mi cabeza y en mi corazón… no era posible, no me lo merecía ¿o sí?... y si me lo merecía, me atormentaba no saber por qué.

En el tiempo que siguió, la estrategia de “racionalizar” mis emociones me hizo pensar que después de tanto tiempo, tenía que acabar mi duelo… un duelo muy extraño, porque se trataba de una pérdida de mí misma. Con el pasar de los meses me hice creer a mi misma que fui yo quien cometió los errores, pero con la idea de que no me podía echar a morir por eso… así fue como de a poco fui tratando de cerrar una historia. Reconozco que con la ayuda de mi “recuperado” sentido común me fue costando cada vez menos… la voluntad es fuerte a veces, a mí me sirvió eso y el tiempo, más que cualquier otra cosa. Lo lastimero del asunto, es que todavía me culpaba de algo que ni yo tenía muy claro; pensaba que quizás mi gran culpa era haber “presionado” mucho… yo no lo sentía al menos, pero daba el beneficio de la duda… nadie podía confirmarlo o refutarlo… no quise buscar árbitros tampoco. No me apoyé en nadie, lo enfrenté yo… y aunque salieron “manos” que quisieron ayudar, yo no las dejé… no podía ni quería compartir lo que me había pasado, mientras menos gente lo supiese, mejor… así me evitaba la sarta de preguntas que no quería oír ni responder.

De cierta forma, traté de ir “enterrando” los hechos, a ver si me podía olvidar de lo que había pasado. Estaba claro que no había vuelta atrás y como se dice… “mejor quedarse con lo bueno y enterrar lo malo”. Creo que traté de hacer eso… el no tener ninguna noticia más de Mr. H contribuyó a que pensara incluso, que ya no existía. Fue bueno porque logré empezar a fijar la vista en otras cosas: retomé mi vida estudiantil y social… volví a mis carretes, aunque de manera un poco más “tóxica”… quería “recuperar” los meses de inactividad social. Y así lo hice, pero nunca hablando de lo que me había pasado… incluso ni en las borracheras más dramáticas se me salió alguna vez el nombre de Mr. H. Mi círculo lo olvidó… y yo también.

Tratando de seguir la senda de la recuperación, me encontré cortejada por algunos sujetos. Bajo mi nueva política de “trust no one”, utilicé las tácticas suficientes para no develar “más de la cuenta”. Me convencí que debía seguir adelante, y que tenía derecho a tener pareja, sin embargo, bajo la consigna de “querer hasta donde la racionalidad permita”, después de esa barrera, mejor decir adiós. Así fue como comencé algunas relaciones fortuitas, que acaban a la primera señal de compromiso y planificación (por muy pequeño que fuera, hasta la palabra “pololeo” me producía alergia). Y funcionó, estaba nuevamente sobre “el carril correcto de la vida” según yo… que bien! La pena ya no estaba, incluso me estaba llevando bastante bien con un chiquillo… él me preguntaba a veces, por qué yo no era como el resto de las minas que se abalanzan sobre los tipos y no los dejan respirar… yo me limitaba a reír y a contestar… “porque tiene que ser al revés”. Él lo tomaba como una broma característica de mi humor negro… yo, sin embargo, al parecer lo creía de verdad.

Continuará…

1 comentario:

Francisco dijo...

Esto es como una serie, realmente, o mejor dicho como una novela, espero con ansias el proximo capitulo... realmente buena tu manera de escribir, inspira!
saludos..