sábado, julio 15, 2006

Mejor no hablemos de amor ( IV )

Bajo ese nuevo carácter, quizás soberbio y hasta indolente, logré armarme de un temple nuevo. Las cosas comenzaron a importarme “una raja”; lo único importante era tener éxito en los estudios (con el mínimo esfuerzo, claro) y pasarlo bien. Sus buenos carretes y bastante ocio. Incluso empecé a burlarme de quienes tenían “atados” amorosos… les decía que eso era una pérdida de tiempo, que se olvidaran, que era innecesario: “yo”, la que tenía “heridas de guerra” en eso podía dar fe que no valía la pena. Debo decir que muchas personas me hicieron caso, dado que cuento con la confianza de mucha gente que cree en mis consejos, jajaja… curioso, si yo hubiera sido ellos, no me habría hecho tanto caso. En ese período alguien me preguntó una vez: “¿Te olvidaste que alguna vez sentiste lo mismo?”… después de pensarlo un poco, yo respondí, “No, no me olvidé… por lo mismo no voy a dejar que pase de nuevo”

Mi nuevo pretendiente (“pretendiente” fue la palabra que empecé a usar de ahí en adelante y hasta el día de hoy) tenía el convencimiento de que yo nunca había tenido una “experiencia” amorosa… no me interesaba refutarle su percepción, así que tampoco mencioné mucho sobre cosas que hayan pasado con anterioridad. Mientras menos preguntas mejor. Comenzamos a salir, un par de tocatas, unas chelas por ahí… su par de cafés en otras oportunidades… lo curioso era que hablábamos poco, jajaja… es decir (antes que se imaginen otra cosa), yo conocía tan poco de él como él de mí… eso me acomodaba bastante y al parecer a él también. Lo pasamos bien, no lo niego. Junto con eso, mi vida universitaria, ya en pleno 2004, se reducía a la vida social en la cafetería de ciencias sociales… casi no entraba a clases, lo sentía un trámite innecesario. Empecé a “querer” más la universidad, y no por el “aula” en sí, jaja… claramente no era por eso.

El segundo semestre empezó bajo la misma tónica de cómo terminó el primero: estabilidad y ocio. Tuvo sus variaciones sobre la marcha, como el hecho de haber empezado a trabajar en algunas cosas… ahí empezó a gestarse el gustillo por el dinero, y a emerger la duda por “el futuro”. No era menor, me quedaba un año para salir de la U, y ver qué demonios iba a hacer con mi vida… reconozco que postergué ese caldo de cabeza por un tiempo, por sanidad mental. Así también por sanidad mental fui rehuyendo el compromiso que mi pretendiente quería obtener de mí… con palabras sutiles, le daba a entender que no era necesario, y que a mí no me interesaba. Creo que él lo entendió… pero no lo aceptó. No perdía oportunidad en recordarme que podíamos tener algo más que una simple amistad con ventaja… de repente me sentía cruel huyendo de esa forma, pero lo creía necesario.

Aún con todo esto, si me hubieran dado en ese entonces la opción de echar el tiempo hacia atrás, hubiera aceptado encantada (a pesar de que mi discurso era otro)… de repente se me venían esas ideas a la cabeza y me asustaba… al parecer esa endemoniada nostalgia todavía no me abandonaba del todo, pero yo era una convencida de que con el tiempo podría olvidar… algo estaba resultando, era cosa de que pasara más tiempo… al menos ahora no me sentía inhabilitada, eso me reconfortaba.

Es increíble como las jugadas del destino pueden ser crueles a veces… yo en vías del saneamiento emocional y sin pensar que se presentaría una nueva oportunidad para torcer el camino. Una nueva prueba a la resistencia y a la consistencia… la manera más lúdica de ver que entre discurso y acción hay un abismo de diferencia. Nada lo hubiera siquiera advertido… yo ni en mis deseos más ocultos hubiera dado fe de que ocurriría, esperanzas desvanecidas, cuento asumido. Pero no estaba dicha la última palabra.

Mr. H reapareció en escena nuevamente

Continuará…

1 comentario:

Megumi-san dijo...

Dios, me dejaste es ascuas. Para ser honesta en varios puntos de tu relato me sentí tan identificada, yo pensaba que esas cosas solo me pasaban a mí, ¿qué después de tanto tiempo nos afecta todavía? aunque uno proclame a los 4 vientos que no, en el fondo sabemos que si lo hacen y mucho...

Pero hay muchos otras cosas en los que tu historia es mucho más coherente que la mía. Lo cierto es que me dejaste con ganas de saber que en que van. Eso sí, de todo corazón te deseo que no estes en la misma situación que yo.

Pd: Admiro tu valor al develar tus sentimientos y vivencias así. Yo nunca he sido, ni creo que llegue a ser capaz de escribir algo tan íntimo en lugar que es tan público, ¡TE FELICITO!