domingo, julio 16, 2006

Mejor no hablemos de amor ( V )

La burla puede ser mucha, supongo que uno nunca sabe hasta donde. Pero para ese entonces, lo que parecía ser una casualidad, se convirtió en un escollo que nunca pensé que podría suceder. Un día navegando por Internet, revisando correos y cosas que suelo hacer recurrentemente durante el día… con mi Messenger encendido, de repente advierto una ventana que emerge por el extremo inferior derecho de mi pantalla… “Mr. H”… “No puede ser”, fue lo primero que pensé. Ya pensaba que quizás era lapsus, demencia temporal o lo que fuera… pero no era posible, así de simple. “Por si las moscas”, revisé el listado de contactos… la sorpresa fue tremenda cuando noté que efectivamente se trataba de la misma persona. Una sensación extraña me dio cuando corroboré que se trataba del mismísimo.

La disyuntiva se presentaba de la siguiente forma: ¿Me hablaría? ¿Tendría que hablarle? ¿Por qué demonios aparecería en mi Messenger después de tanto tiempo?. Muchas preguntas, en muy pocos segundo… poca capacidad de reacción. Me había descolocado, no atiné a nada… sólo miraba la lista de contactos del Messenger y veía como el nombre aparecía en mis lista de gente conectada. En ese minuto estaba en la U, haciendo un trabajo… sin decir palabra me levanté de la silla y fui a pasearme afuera con un cigarro en la mano. Lo encendí y empecé a fumar, mientras me paseaba y pensaba: se me vino de golpe una angustia, pero a la vez una ansiedad que no lograba explicar. Un poco más reactiva, me decidí a hablarle… terminaría el cigarro e iría al computador a hablarle. Ni siquiera sabía qué le iba a decir, pero eso no importaba… se me había olvidado el orgullo por un segundo, y no quería pensar… algo se me ocurriría en la marcha.

Cuando volví a sentarme, respiré hondo y fui a la lista de gente conectada… pero para desgracia de mis ansias, ya no estaba.

Ignoro qué pasó por tu cabeza cuando decidiste “admitirme” en tu lista nuevamente… así como ignoro qué fue lo que hizo que desaparecieras nuevamente. Llegué a pensar que quizás había soñado el verte, que sería algún engaño mental o quizás qué cosa. Una decepción me tomó en ese instante, una decepción de que quizás había dejado ir “otra” oportunidad. Con el correr de ese día, de a poco fui racionalizando… “¡Estúpida!, ¿Qué estuviste a punto de hacer?”… me reproché mi infantilismo, y guardé silencio el resto del día. En la tarde de ese día me junté con C. (mi pretendiente), casi como una forma de huir de todo y hacer de cuenta que no pasó lo de la mañana, me focalicé en ser atenta, cariñosa, a dármelas de mujer que está en “otra onda”. Él estaba fascinado… era como si yo hubiera cambiado de la noche de la mañana. Para mí era una forma de protegerme de algo que ni siquiera estaba cierta qué era… me asusté y busqué protección. Era evidente que “mi fortaleza” interior era tan débil como un castillo de naipes.

Castillo de naipes que se derrumbó a los pocos días: en una semana con exceso de actividad, pruebas, trabajos y muchas cosas más… revisando mi casilla electrónica encontré un mail de Mr. H. “¿Qué demonios pasa aquí?”, fue lo primero que dije… y parece que lo dije en voz alta, porque quienes estaban conmigo me miraron con el medio signo de interrogación en sus rostros. No podía leer el mail, tanto porque me apremiaba un trabajo que hacía, así como el susto de no saber qué diría… tenía que leerlo con tiempo, cuando esta gente no estuviera conmigo, cuando me calmara, cuando estuviera preparada a lo que fuera. La noche era una opción… mientras tanto, cerraba la casilla y trataba de conectarme con lo que estaba haciendo. “Sí, en la noche mejor”.

Continuará…

1 comentario:

Megumi-san dijo...

Niña, cortas en la mejor parte. Te felicto así nos tienes en ascuas hasta mañana.

Lo espero ansiosa....