domingo, enero 07, 2007

Dos carretes, una futura boda y un funeral

Veía una película hace un rato... de un profe de música que se sentía fracasado porque nunca pudo terminar de componer la sinfonía que lo haría famoso. Me llamó la atención... no se...véanlo como una divagación más, pero tengo la idea de que más de alguno se ha preguntado varias veces en cómo se puede reconocer una "verdadera" derrota. Y no me refiero a reconocerla ante "el resto de las personas", sino ante uno mismo. ¿Cómo saber si realmente has sido derrotado por algo o por alguien?.

En este minuto algo de eso se me viene a la cabeza... no porque "sienta" que estoy ante las puertas de una derrota, sino porque hay días en que el mundo se ve más grande y abrumante que en otros. Es curioso darse cuenta que eso de "levantarse con el pie izquierdo" sí afecta la forma en que ves las cosas un día a diferencia de otros. Pero bueno... no voy a atosigar estas líneas con tales ideas.

Este fin de semana fue lo menos hogareño que se puedan imaginar. El viernes estaba feliz porque mi jornada de trabajo terminaba a las 16.00... y aunque definitivamente terminó a las 16.30, poco me importó... tenía hasta las 20.30 hrs. para hacer lo que se me diera en gana: como buena mujer moderna, trabajadora e independiente... me fui a vitrinear a locales de Providencia. No estaba segura ni de lo que iba a mirar... libros? música? ropa?... quizás un poco de todo... o quizás nada. Fue cuático caminar por 11 de Septiembre al oriente (con más de 30º de calor sobre la cabeza) sin tener claro donde mis pasos habrían de detenerse. Finalmente, después de dar un par de vueltas, decidí que era mejor sentarse y comer algo (había olvidado que no había almorzado). Así fue, me senté... ordené algo de comer y de beber... miré mi reloj y eran las 17.30 hrs... era temprano aún, así que comí con toda la calma posible... algo que nunca podría haber hecho en los días de semana anteriores. Una vez que terminé, pedí la cuenta y me fui... nuevamente a la batalla por el vitrineo consumista... no descansé hasta que salí con un CD nuevo.

Finalmente era la hora de ir a la cena a la cual estaba invitada... claro, sin mucha hambre aún... pero ya bastante cansada de caminar. Me junté con Sofía, una de mis colegas que también estaba invitada... y nos dirijimos al depto. de la anfitriona. María nos llamó en esos momentos: "¿dónde están?"... "vamos llegando"-dije.... "ah, yo voy a llegar un poco más tarde"-agregó... "ok, todavía nos falta comprar el vino y el postre"-finalicé diciendo antes de cortar-. Y así era, ahí empezó la procesión por el "Late Harvest" que encontramos después de caminar un buen par de cuadras.

Fue una tremenda cena debo decir... o sea, creo que el pisco sour y las copas de vino hicieron un efecto curioso... no estaba ebria, al contrario, más lúcida y atenta que de costumbre. Claro, eso duró hasta las 3 de la mañana... cuando se notó el efecto "semana laboral". Era hora de irse a casa.

Pero el fin de semana no terminó ahí... el sábado en la mañana llamaron por teléfono a la casa: una tía-abuela había fallecido, quien en cierta forma era cercana... me cuentan mis padres que ella me santiguó cuando estuve a punto de morir cuando sólo tenía meses de vida, que siempre se preocupó de mi salud, de saber si estaba bien. En pocas palabras, a pesar de no haberla visto hacía ya muchos años, había sido alguien importante para mi vida. Pero... a los 100 años... y cuando se está sufriendo, es egoista pensar que debía quedarse con nosotros. Les dije a mis padres que no iba a ir al velorio, pero sí al funeral que iba a ser el domingo (recordando que el último velorio al que fui hace unos meses, me afectó bastante).

Tomada esa decisión... en la noche fui a un asado, un cumpleaños de una colega de la u... ya le había dicho el jueves que iba a ir, así que mi palabra estaba empeñada. Había mucha gente que no conocía... y a la que obvio, saludé porque soy una persona de buena educación. Pero también estaban mis amigos de la u que ya he dejado de ver tan seguido en este último año... ahí fue cuando me entregaron el primer parte de matrimonio en cuyo sobre está escrito mi nombre (en pocas palabras, el primer matrimonio al que me invitan a "mi" y que no llegue de chiripa con mis viejos). Y aunque sabía del evento, no pude evitar estremecerme un poco... "matrimonio... el tiempo no ha pasado tan rápido, o si?"... fue cuático pensar en ese tipo de decisiones. Se siente como algo extraño... pensando que no hace mucho estabas en los pastos de la U vegetando y sorteando el turno para ir a la clase de Sociología Económica que era justo después de almuerzo.

Lo anoté en mi cabeza... como una señal más de que no puedes detener el tiempo.

Eran las 3 de la mañana... y otra vez me atacó el cansancio y el sueño. Era hora de ir a casa otra vez. Cuando llegué, mi hermana estaba despierta todavía... cuando me estaba acostando me preguntó como estuvo todo... no recuerdo qué le contesté, a los pocos minutos ya estaba durmiendo.

Y hoy... aparte de despertar tarde, era cuando debía dar el último adios a mi tía. Bajo un sol que llegaba a desesperar, veía como bajaban el cajón... lo hacían lento, como si se tratara de perpetuar el último rezo, y la última plegaria por su eterno descanso... traté de dibujar su cara en mi cabeza, no pude... mis mejores recuerdos de ella, son el reflejo de las caras de mis padres cuando relatan sus historias con ella, es un recuerdo transmitido, pero que tiene tanta fuerza como si realmente lo recordara.

2 comentarios:

Lolo dijo...

La cago pa interesante... podriai contar ese tipo de cosas en persona... te juro que muero por escuchar relatos asi a diario. No estoy hueveando.

No se te ocurra faltar a mi matrimonio. Pa tener con quien hablar, supongo.

Cuidate!

The Uninvited Guest dijo...

Se te ocurre me voy a perder tu matrimonio!

Además Machine aseguró escándalo... así que no pienso perderme eso.