lunes, enero 29, 2007

Vivan los novios!

Ya lo había manifestado en un momento anterior: es cuático ver como el tiempo pasa, sobretodo cuando ocurren eventos como presenciar el matrimonio de algún amigo. Pues bien, como les había comentado en el post pasado, este sábado tuve un matrimonio, el primero, si es que los contamos de manera legal... por lo cual tenía su sabor especial.

El primer dilema partió cuando me puse a pensar con quién iría... es decir, si iba a llegar sola o me juntaría con alguien para llegar. Supongo que ese tipo de detalles no debería martirizar a nadie... de hecho, no me martirizaba, pero había que preguntárselo de todas formas. La conclusión llegó a eso de las 3 de la tarde, cuando María me llamó y me dijo: "tengo auto, ándate conmigo". ¿Para qué me iba a hacer de rogar?. Quedamos de juntarnos tipo 6.30 en su casa. "En 40 minutos la hacemos".

Como mujer precavida vale por dos... después de almuerzo me dispuse a dormir una pequeña siesta... que duró hasta las 5 de la tarde. Una vez que desperté, media atontada y mareada... entré a la ducha donde recobré mis dormidos sentidos. No me di cuenta cuando ya había pasado más de media hora... "demonios!... estoy atrasada". La ropa ya estaba elegida... así que eso no tomó demasiado tiempo. Conclusión: de todas formas llegué 20 para las 7 a casa de María. "Esta debe estar molesta ya", pensé. Error... no estaba lista aún, así que mi atraso pasó a 2do plano. Finalmente salimos a las 7 y 10 de la casa... según el parte, todo empezaba a las 7:30... en 20 minutos no llegábamos, eso era lo único seguro. Nos quedaba sólo confiar que se cumpliera la tradición de que la novia siempre llega tarde a la iglesia.

Tuvimos suerte, la tradición aplicó. Llegamos a eso de las 7.50 a la iglesia, la novia no llegaba... pero tampoco le sacamos mucha ventaja. Entramos y nos acomodamos en el lado que supusimos que era del novio. No había mucho tiempo para pensar o cambiarse de lado: ya empezaba la música que anunciaba la entrada de los novios. Entra el novio del brazo de su madre, con paso lento, con la mirada baja y concentrada... disimulando los nervios y la ansiedad. Detrás, hace aparición la novia... radiante, del brazo de su padre, visiblemente nerviosa pero contenta... camina con paso lento pero firme hacia el altar. Una vez ambos en el altar, el padre hace entrega de la novia y se va a cambiar de ropa, dado que es él mismo quien los casaría.

El sermón cautivó... creo que aunque era visiblemente machista, a todas se nos olvidó ese detalle... particularmente escuchar la palabra "compañerismo", me hizo olvidar eso de "el hombre es la cabeza", etc. Yo escuchaba con atención y de repente miraba a mi alrededor... era como estar en el final de una teleserie... esas que terminaban con el matrimonio de los protagonistas, y donde la escena final es un close-up a todas las parejas de personajes de la historia. Finalmente se declara a los novios "marido y mujer". Aplausos. Tremenda hazaña que ambos acaban de comenzar.

Pensé que algunas tradiciones ya no se aplicaban. Me equivoqué: cuando salieron los novios, empezó la lluvia de arroz. Claro que había cierta fiereza en la forma en que llegaba a los novios.
Después de observar un poco, finalmente advertí que el arroz asesino provenía de Miss Bachelet, que al parecer había acaparado una bolsa de kilo. Después de las fotos de rigor, los novios se fueron. Los invitados, nos dirigimos a la recepción.

En la recepción, y a la llegada de los novios, vinieron los abrazos y las felicitaciones. También las fotos. Estoy segura que no se habían sacado nunca tantas fotos como ese día. Luego del brindis, el vals, y más fotos. Después la cena... los pobres novios se repartían entre todos sus invitados. Nosotros, luego de haber estado afuera harto rato tomando el fresco, decidimos instalarnos en una mesa que estaba cerca de la salida, así se podría fumar. Llegaron los novios a brindar con nosotros... de repente vi la hora... las 2 de la mañana y un poco más. Si bien no era tan tarde, el cansancio de la jornada se dejó ver en muchos, la última copa de pisco sour antes de marchar. No me preocupaba el regreso, me iría a casa de María que me alojaría (por enésima vez, y por última en mucho tiempo más). Nos despedimos de los novios, quienes nos anunciaron un asado de inauguración de su hogar (se los vamos a cobrar, sin duda). Luego nos marchamos.

Fue mi primer matrimonio y estos fueron los principales puntos... no es necesario que entre en todos los detalles... es sólo una forma de ilustrar un rito que a veces parece tan idealizado o lejano, que no se te pasan por la cabeza la cantidad de matices o particularidades que puede tener. Me quedo con la conclusión de una buena experiencia... otra más que te hace pensar en que las cosas avanzan y que no tienes por qué estancarte en pequeños dilemas que no conducen a nada. Te hacen pensar que hay mucha más gente que como tú luchan por ser felices y salir adelante... cada uno a su manera, pero con la misma meta en mente.

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