domingo, enero 25, 2009

Dígalo con sutileza

Acabo de darme cuenta que tengo unas ojeras del porte de un buque. Pero no me molesta en lo absoluto. Eso no quiere decir que después de escribir esta reseña no vaya por una siesta reparadora, al contrario, es lo que está en los planes.

Sí, ok... lo admito, ando media en las nubes o algo parecido a eso. Chata de muchas cosas, pero contenta por otras. Eso no tiene nada de malo, es sólo que hacía bastante tiempo que no me pasaba algo así (sí, pueden colocar música de fondo).

Anoche después de un día un poco extraño, logré zafarme del trabajo para distraerme. Fui a ver a Africa al House of Rock. Yo quedé fascinada, lástima que mi acompañante de travesía se chateara casi al final del show. No lo culpo, el repertorio estaba para fanáticos con un poco más de experticia (muchas del Seventh One, yo feliz... incluso del Mindfields). No obstante, le agradecí que me acompañara a verlos, así no hacía el loco sola, y además me permitía la alternancia con lo que bien podríamos denominar una "cita romántica" un poco alternativa.

Y aunque bien podríamos decir que los planes originales eran un poco distintos, igual pudimos sacarle partido a la cita, terminando con una declaración de principios acerca de las relaciones humanas cerca de las 6 de la mañana, sin casi advertir los claros de luz que para nosotros eran inexistentes, y que sólo eran anunciados por el ruido ambiente que poco dejó dormir. Por eso puedo decir que las ojeras que advertí hace un rato en el espejo no me incomodan.

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